Han sido ciento ochenta y nueve días desde la última audiencia general con los fieles en la plaza de San Pedro, el 26 de febrero, cuando inició la emergencia en Italia y el Vaticano decidió adecuarse a las normativas antiaglomeraciones para evitar contagios.
Como un papa “enjaulado” se había definido Francisco, que mantuvo el rezo del ángelus dominical y las audiencias, pero sólo retransmitidos en directo desde la sala de la biblioteca del palacio pontificio.
Las audiencias en tiempos de pandemia se celebrarán, al menos durante septiembre, en el patio de San Dámaso, en el interior del palacio pontificio y no en la plaza de San Pedro o en el Aula Pablo VI y ante unas 500 personas sentadas, guardando la distancia de seguridad.
Aunque tras el ingreso del Pontífice en el patio, los fieles, todos ellos obligatoriamente con mascarillas, se abalanzaron a verlo y a saludarlo.
Francisco, sin mascarilla, pasó por el pasillo central y se detuvo a hablar animadamente con los ancianos, niños y religiosos, pero no hubo los abrazos y besos de las pasadas audiencias a los que el papa argentino nos había acostumbrado.
Solo tomó entre sus manos una bandera de Líbano, golpeado por la gigantesca explosión de hace un mes, que le entregó un sacerdote y tras besarla se detuvo a rezar.
También durante los saludos, Francisco llamó al sacerdote a su lado y tomó la bandera en sus manos y realizó un llamamiento por Líbano para que no sea abandonado.
El papa, de 83 años, guardó la obligatoria distancia social y sólo saludó con un apretón de manos a los miembros de la Curia.
“Queridos hermanos y hermanas, buenos días. Después de tantos meses retomamos nuestro encuentro cara y cara y esto es bello”, comenzó su catequesis y se escuchó el aplauso de los fieles en el Vaticano después de seis meses de silencio.
Francisco también saludó a los fieles españoles, hoy presentes en la audiencia, después de notar que había algunas banderas y también a los latinoamericanos, “para que no se enojen”, bromeó.
En tanto medios internacionales resaltaron que el Pontífice no usó mascarilla y que hubo apretujones por parte de los fieles que buscaban acercarse a él; además, señalan que tuvo acercamiento con algunos obispos que tampoco tenían tapaboca.
Los medios resaltan que durante la pandemia no se ha visto que Francisco utilice mascarilla, pese a que con frecuencia les pide a sus fieles que respeten las normas de seguridad.
El papa Francisco continuó hoy sus catequesis hablando de cómo mejorar el mundo en este momento de pandemia.
“La pandemia actual ha puesto de relieve nuestra interdependencia: todos estamos vinculados, los unos con los otros, tanto en el bien como en el mal. Por eso, para salir mejores de esta crisis, debemos hacerlo juntos, todos, en la solidaridad”, apuntó.
Y advirtió que “cuando olvidamos todo esto, nuestra interdependencia se convierte en dependencia de unos hacia otros, aumentando la desigualdad y la marginación; se debilita el tejido social y se deteriora el ambiente”.
“Por tanto, el principio de solidaridad es hoy más necesario que nunca”, aseveró.