Es entonces cuando al trabajador de la gasolinera no se le ocurre otra cosa que rociar con gasolina al asaltante, e introduce al vehículo la pistola de la manguera y la acciona en contra del malhechor.
Al ladrón no se le pudo ocurrir peor idea que accionar su arma en contra del trabajador puesto que la chispa del disparo ocasionó un incendio en milésimas de segundo.
Afortunadamente, para el asaltante, no hirió a su víctima puesto que este es quien la auxilia, y con un extinguidor apaga el fuego.
O Globo cita en su página web que el ladrón, que resultó con quemaduras en el 87% de su cuerpo, estaba libre bajo libertad condicional por los delitos de tráfico de drogas y robo.
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