“Llevaba un vestido largo estampado, una peluca gris y una máscara de silicona que tenía expresiones faciales con arrugas”, explicó el departamento de prensa del servicio penitenciario brasileño.
“Un oficial del correccional sospechó de la dama después de notar que no había entrado a la prisión con las otras visitas”, agregó el parte oficial.
Según se explicó, “el guardia no se dio cuenta que era un preso, sino que se acercó para ver qué hacía esa abuelita que no había reconocido como una de las que había entrado en la siesta del domingo, el día de visitas.
“No sabemos cómo consiguió la máscara, pero por Internet vimos que cuesta entre 4 y 5 mil reales”, dijo uno de los delegados policiales.
“Gasolina” está condenado a 36 años de prisión y, ahora, está en aislamiento por 30 días y con restricción de visitas.