“Vamos a estar atentos”, agregó el mandatario.
Sin embargo, Mujica llamó a los uruguayos a sincerarse y reconocer que la violencia doméstica es un tema que está presente en Uruguay.
“Vamos a ponernos las manos en el pecho. Todavía en nuestra sociedad hay varoncitos que les pegan a las mujeres (…) no miremos para otro lado, vemos el borrón eventualmente en una familia siria y no lo vemos en la nuestra”.
En Uruguay nueve mujeres han muerto víctimas de violencia de género en lo que va de 2015.
Citando fuentes anónimas cercanas, el diario local El Observador alertó el miércoles sobre supuestos hechos de violencia doméstica en una de las cinco familias sirias acogidas en Uruguay como refugiadas de la cruenta guerra civil que vive su país desde hace casi cuatro años.
Pero el gobierno negó que existieran denuncias concretas.
“No constan denuncias de violencia doméstica, ni directa, ni de vecinos ni existe constancia en comisarias barriales. Cuando hubo presunción por las características personales de algún jefe de hogar se procedió a alentar a la policía comunitaria y a las ONG especializadas”, señaló un vocero del gobierno, Diego Cánepa.
Por su parte, la senadora Lucía Topolanski, esposa de Mujica, dijo a El Observador que conocía la existencia de “algunos problemas”.
“Las familias tienen un potencial masculino muy fuerte y la mujer se siente muy desamparada”, afirmó.
En tanto, los Hermanos Maristas -que cobijaron en sus instalaciones a los refugiados a su llegada a Montevideo hasta que el gobierno dispuso viviendas permanentes- negaron que “integrante alguno de la Congregación haya presenciado actos de violencia doméstica entre las familias sirias”.
La llegada de un segundo grupo de familias sirias previsto para febrero se pospuso.
El gobierno del izquierdista Tabaré Vázquez, que asume el 1 de marzo, tiene la voluntad de seguir adelante con el programa, pero se harán “algunos ajustes” para elegir a familias, dijo Cánepa.