El templo decidió momificar a Fu Hou para honrar su devoción al budismo, que comenzó a practicar a los 17 años y como fuente de inspiración para los practicantes de la religión que fue llevada desde subcontinente indio hace unos dos mil años.
Inmediatamente tras su muerte, el cuerpo fue lavado, tratado por dos expertos en momificación y sellado dentro de una enorme vasija de cerámica en posición de sentado, agregó el abad.
Cuando la vasija se abrió hace tres años, el cuerpo del monje estaba intacto y sentado en posición recta, con pocos indicios de deterioro más allá de la piel seca, dijo Li Ren.
El cuerpo entonces fue lavado con alcohol y cubierto con capas de gasa, laca y hojas de oro. También fue vestido y se mandó pedir una vitrina de vidrio para la estatua que será protegida con un dispositivo antirrobo, según reportó la prensa local.
La creencia budista local es que solo el cuerpo de un monje realmente virtuoso permanece intacto después de ser momificado, según la prensa.
“El moje Fu Hou ahora está siendo colocado en la montaña para que la gente lo venere”, dijo Li Ren.