Los ataques terroristas los cuales se atribuyó el Estado Islámico, conmocionaron al mundo y causaron indignación y repudio.
Debido a los atentados, que además causaron cerca de 200 heridos, el gobierno de Bélgica decretó este martes tres días de duelo nacional.
“Es un duelo excepcional. Todas las banderas nacionales estarán a media asta en todos los edificios oficiales del país”, indicó a la AFP un vocero del primer ministro belga Charles Michel, Frederic Cauderlier.
El duelo durará hasta el jueves inclusive, precisó el portavoz.
La bandera belga de la ventana de la oficina del primer ministro Michel fue colocada a media asta hacia las 13H00 locales, constató un periodista de la AFP.
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Trabajadores y pasajeros en shock
Miguel Doménech, estudiante valenciano de Erasmus en Bruselas, acompañaba a su novia, que volvía a España tras un viaje, cuando ocurrieron los ataques. Estaban en
una cafetería de la terminal cuando escucharon dos explosiones que hicieron que temblara el suelo y que saliera “mucho polvo”.
“Tras la segunda explosión avisé a mi madre de que estaba bien, y nos trasladaron a la pista de aterrizaje y de ahí habilitaron autobuses para llevarnos fuera”, contó el estudiante a Efe, que destacó el “genial servicio de atención” de los servicios de emergencia belgas, que proporcionaron “mantas y agua” inmediatamente.
“Hubo mucho humo y la gente se quedó paralizada sin saber dónde ir porque no sabes de dónde puede venir el peligro”, relató a Efe Gnamien Tchimou, trabajador en el aeródromo.
“Las ventanas estaban rotas y había mucha sangre. Nos gritaban que huyéramos pero la gente no sabía dónde ir”, comentó el trabajador.
Entre los pasajeros que iban a tomar hoy un vuelo estaban el ex jugador de baloncesto Juanma López Iturriaga o el delantero del Norwich City Dieumerci Mbokani, ambos a salvo.
Parte de los vuelos han sido desviados a los aeropuertos regionales de Lieja y Charleroi, donde se han reforzado las medidas de seguridad, así como a otros internacionales vecinos.
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En el barrio europeo de la capital belga, ahora bajo un perímetro de seguridad policial y militar, también se han vivido momentos de tensión y miedo tras la explosión ocurrida en el metro de Maalbeek, el más cercano a la sede del Parlamento Europeo (PE) .
Sofía García, una española que trabaja a apenas tres minutos de esa estación de metro, dijo a Efe que “estaba caminando hacia la oficina cuando ocurrió (el atentado). Lo que hemos visto es policía corriendo, muchos carros y motos de la policía”.
“Pararon el tráfico y pensábamos que era por lo del aeropuerto. Había mucha confusión”, señaló.
Los belgas viven hoy posiblemente los atentados terroristas más grave de la historia del país.
Según los datos facilitados hasta el momento por el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, y la ministra belga de Sanidad, Maggie De Block, el número de heridos asciende a 200, entre ellos algunos de gravedad.