Margarida tuvo tres hermanos, que ya fallecieron, al igual que sus padres, y vive con una cuñada en la ciudad de Cruzeiro do Sul, en el interior del estado amazónico de Acre.
Dijo que además del temor a lo que pudiera pensar su padre si hubiera tenido algún novio, también decidió seguir un consejo que le dio alguna su vez su madrina de bautismo: “Nunca te cases”.
Los “compañeros” más fieles que ha tenido en la vida, según dijo, han sido unas imágenes de San Francisco, del cual es devota, y una antigua radio a pilas en la que escucha la transmisión de las misas que se celebran en Cruzeiro do Sul, a las que últimamente no asiste por problemas en una pierna.