CON OTRA MIRADA

Amnesia colectiva

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En septiembre del 2003, en vísperas de celebrarse elecciones generales escribí un breve artículo, no publicado, conteniendo algunas reflexiones en torno a la amnesia colectiva que ataca a los guatemaltecos cada cuatro años, cuyos efectos todos padecemos.

Entonces, los temas que los medios de comunicación cubrían difieren de los que por ahora ocupan la atención general debido al escándalo de corrupción al que los gobernantes han conducido al país, destapado por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Público, luego de una larga investigación y la inmediata reacción de la población, exigiendo la renuncia del presidente y la vicepresidenta de la República.

El hecho es que entonces anoté que de manera repentina las autoridades se tornaron eficientes. Se hicieron allanamientos a talleres en donde se desmantelaban autos robados y se rescató a personas secuestradas en el término de las 24 horas siguientes a la denuncia, pero ni el dueño del taller apareció y los secuestradores brillaron por su ausencia, aunque se atrapó a la doñita que cuidaba y alimentaba al secuestrado. Cuando hubo delincuentes detenidos con amplio expediente delictivo, al día siguiente quedaron libres, pese a su historial, por “errores en el parte policíaco”.

De pronto se incautaron cantidades sorprendentes de droga oculta en vehículos, pero no quienes la transportaban; se decomisaron avionetas; lanchas en altamar, a mitad de lagos o en el momento que desembarcaban, pero, cosa rara, no a sus tripulantes. EE. UU., destino último de ese producto, se solazó con nuestra actuación, el Gobierno quedó como un rey y el pueblo, es decir, nosotros, como zonzos. Los medios de comunicación cubrieron con euforia los logros de las autoridades, entrando en el juego gubernamental de ¡cuán eficientes somos!

Ahora, y pese a la importancia de los hechos de corrupción denunciados, la exigencia porque se esclarezca la participación de las más altas autoridades del Organismo Ejecutivo en la red delincuencial puesta en evidencia, invariablemente vemos repetirse en los medios de comunicación el fenómeno. ¡Corre, juega y va de nuevo! Como por arte de magia, el Estado se torna eficaz de cara a las elecciones, pretendiendo tapar el sol con un dedo.

Esta vez las cosas tendrán que ser diferentes. La clase política tradicional ya demostró su desinterés por el beneficio de nuestro país y que solamente se ocupará del propio mediante el que cada cuatro años se conciben camadas de nuevos ricos a costa del erario. Me parece que con la jornada del 25 de abril pasado, eso llegó a su fin. Otra estirpe de estadistas y honorables tendrá que surgir de entre los actuales escombros del país.

No debemos permitir que un cualquiera tome posesión del próximo gobierno, atenidos y con la euforia de que escoba nueva barre bien, para poco a poco caer en el letargo tropical en que cada quien hace lo que le viene en gana, para que dentro de tres años y medio, al estar hartos de su inoperatividad e ineficiencia y aquejados por la cíclica amnesia colectiva, volvamos a caer en este círculo vicioso de nunca acabar.

jmmaganajuarez@gmail.com

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.