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Analfabetismo político

Francisca Gómez Grijalva

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Los resultados de la primera y segunda vuelta develan que en Guatemala hay analfabetismo político. Si no cómo se explicaría que en las manifestaciones miles de voces gritaban que ya no querían más de lo mismo, pero a la hora de las votaciones se decantaron por Jimmy Morales, la continuidad del proyecto militar contra-insurgente en su vertiente más dura, más genocida, más represiva.

Con esto no digo que Sandra Torres esté exenta de responsabilidades, ella también representa al sistema corrupto, clientelar y excluyente. Sin embargo, la diferencia la aporta la rosca contrainsurgente que rodea a Morales, donde varios de sus miembros militares son señalados de formar parte de comandos que perpetraron masacres y desapariciones forzadas contra comunidades mayas en la década de 1980. Destaca el caso de Edgar Justino Ovalle, primera casilla de diputados por lista nacional, integrante de la Asociación de Veteranos Militares (Avemilgua) y fundador de FCN, quien en esos años estaba asignado en el territorio Maya Ixil.

Asimismo. el teniente coronel Alsider Antonio Arias Rodríguez, electo diputado por Chimaltenango, quien en diciembre de 2005 fue acusado por casos especiales de defraudación aduanera cuando era representante de la almacenadora aduanera Alsersa, que en sus inicios tuvo como principal socio al Instituto de Previsión Militar (IPM).

Por tanto, quienes ven que el ejercicio del sufragio es sinónimo de democracia están engañados, pues nuestras posibilidades de elegir se reducían a opciones pro statu quo; es decir, negadoras de derechos, represoras y pro mafias.

Por si eso fuera poco, el FCN-Nación para asegurarse votos utilizó la estrategia clientelar de recurrir a las exPAC y comisionados militares, estructuras paramilitares implantadas por el Ejército para garantizar el control social y psicológico de la ciudadanía campesina maya, ladina y xinca.

No puede haber democracia si las personas se dejan llevar por la emocionalidad, los discursos populistas y religiosos de presidenciables conservadores y moralistas. Lo que ahí hay es la perpetuación de prejuicios y dogmas que son propios de regímenes dictatoriales como el franquismo en España, o el ubiquismo en Guatemala.

En tales condiciones, no extraña que el poder ciudadano otra vez fuera vencido en las urnas electorales por los poderes antidemocráticos. El fenómeno Jimmy Morales y el FCN-Nación no es nuevo; en 1991, miles de guatemaltecas y guatemaltecos le apostaron a una supuesta cara nueva en el terreno de la política partidista cuando votaron por Jorge Serrano Elías y su partido Movimiento de Acción Solidaria (MAS).

No era verdad que Serrano Elías fuera una cara nueva, porque formó parte del gabinete de gobierno del general golpista Efraín Ríos Montt, quien lo nombró presidente del Consejo de Estado en 1982. Lo mismo con Jimmy Morales, no es cierto que fuera un desconocido en el campo de la política electoral, dado que en el año 2011 compitió por la alcaldía del municipio de Mixco, por el Partido de Acción de Desarrollo Nacional (ADN).

La democracia es mucho más que el simple hecho de votar, implica —entre otras cuestiones— informarnos y no dejarnos llevar por discursos engañosos.

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