Los casi olvidados acuerdos de paz

EDITORIAL OPINIÓN

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Ayer fue celebrado por algunas instituciones oficiales el décimo tercer aniversario de los acuerdos de paz, firmados en el Palacio Nacional y que dieron término oficialmente al conflicto armado interno. Al analizar lo ocurrido desde entonces, se evidencia que es poco lo que se ha logrado, y que algunos de los actuales problemas del país son incluso peores que los sufridos en los largos 36 años en que Guatemala se ensangrentó a causa de esa confrontación.

Con el fin principal de que esta etapa histórica del país no quede sumergida en el olvido, pero también de que las generaciones actuales no caigan en el trágico error de enfrentarse de esa forma, se debe emprender una campaña de información que explique de manera sucinta las causas internas y externas de dicho conflicto, que causó lágrimas y dolor a los familiares de los miles de personas que ofrendaron su vida por una lucha o fueron víctimas inocentes.

El conflicto debe ser visto, sobre todo, como una tragedia profundamente humana. Fueron hombres y mujeres guatemaltecos quienes se enfrentaron para matar o morir, o quienes fueron asesinados o quedaron lisiados, tanto física como emocionalmente, por la lucha armada. Por eso, a 13 años de distancia y a 49 del inicio de los choques armados, es momento de analizarlos sin la desviación provocada por los criterios ideológicos o políticos.

Se debe pensar, por ejemplo, qué hacer con quienes sobrevivieron luego de haber luchado en los sui géneris campos de batalla de ese enfrentamiento. Tanto como combatientes guerrilleros o como miembros de las fuerzas armadas o patrulleros civiles. Dónde están ahora, qué están haciendo, qué piensan de todo lo ocurrido durante y, sobre todo, después de la firma de los acuerdos de paz. No nos referimos solamente a quienes daban las órdenes, sino a quienes las pusieron en práctica.

Pero también es necesario escuchar el criterio de los familiares de quienes murieron, para preguntarles si, a la luz de lo ocurrido, de la manera como se desarrollaron los acontecimientos después de 1996, valió la pena tanto dolor. Esto es fundamental porque los ciudadanos de hoy, en especial de menos de 30 años, necesitan comprender por qué el país se desangró y, sobre todo, por qué no es posible analizarlo de manera simplista de buenos y malos. Esto implica un muy profundo esfuerzo de balance.

Es el momento de iniciar el estudio de la situación actual, para ver si se han cumplido los acuerdos en cuanto a derechos humanos, derechos indígenas, y el funcionamiento del Ejército en una sociedad democrática, por mencionar solo dos temas. Los acuerdos de paz fueron necesarios, entraron en la vida política con gran entusiasmo, pero no han sido conocidos por la generalidad ciudadana, a causa de no haber escapado a ser elitistas, por la naturaleza del conflicto y las negociaciones. Por esto se les puede señalar de olvidados, y entonces es necesario resucitarlos. Es una tarea fácil en cuanto al interés de las audiencias jóvenes para escuchar, pero difícil porque se deben explicar con una serenidad y balance verdaderamente poco común.

Frases del día

“Sería una irresponsabilidad seguir dándole dinero a un gobierno que quiere más recursos, pero no quiere dar cuentas. Mientras ellos no sean transparentes, no los vamos a apoyar, porque el dinero no es de ellos, sino de todos los guatemaltecos”.

ROXANA BALDETTI,Diputada
al argumentar por que no apoyan la Reforma Fiscal.

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