La solución propuesta fue hacer la zanja del otro lado de la calle, en donde se estima que existen otras instalaciones, lo que hace suponer que no habrá vestigios que cuidar.

Al parecer no se tomaron en cuenta asuntos vitales para la ciudad, como la conmemoración de la  Cuaresma y Semana Santa, que este año inicia a finales de febrero, circunstancia que más de alguno sugirió solventar proponiendo que, llegado el momento, se tapen las zanjas, y pasada la temporada de procesiones  se abran de nuevo para seguir adelante. Mientras tanto, a la empresa constructora se le exige tener entre su equipo profesional y técnico  arquitectos restauradores, arqueólogos y fontaneros con experiencia, cosa que no cumple.

Las asociaciones aglutinadas en el Consejo Cívico de Vecinos convocaron a un foro público, invitando al alcalde y al conservador de la Ciudad para exponer sobre el proyecto. El foro tuvo lugar el pasado viernes 6, en la sede del Consejo Protector. El alcalde se excusó, lo mismo que el conservador de la Ciudad, quien delegó su representación en el jefe del Departamento de Restauración.

Fue invitado como panelista el ingeniero hidráulico Roberto López Galo, quien hizo una amplia presentación del tema, amparado en su experiencia y conocimientos, que vienen de la época en que se introdujeron en la ciudad el colector de aguas servidas y pluviales y la red de agua potable, a finales de los años   1950 del siglo pasado, aún vigentes. Entre los asistentes, una cuarentena de vecinos informados y consientes de las necesidades del conglomerado, hubo expertos que aportaron valiosa información y enriquecieron el debate.

Las conclusiones son patéticas, pues es evidente que la Municipalidad carece de información, planos y antecedentes de dónde, cómo y en qué consisten las instalaciones de la ciudad. No existe registro documental; solo persiste la memoria de viejos trabajadores y de quienes han tenido a su cargo algunas obras. La Municipalidad carece de memoria institucional, por lo que es incapaz de proyectar con propiedad hacia el futuro.

Es urgente recopilar, actualizar y digitalizar ese conocimiento, a fin de poder tomar decisiones y formular planes de ejecución de los diferentes proyectos que la ciudad requiere, pues en una ciudad histórica es inadmisible actuar a ciegas.