Chuwila: ¡pueblo vivo!
pero también festivo el Oxlajuj B’aqtun que coincidió con la fiesta de Sto. Tomás, el patrono del pueblo, el 21 de diciembre. Hoy evoco algunos eventos. No tengo palabras para describir lo vivido.
Las ceremonias del 21 de diciembre principiaron desde la madrugada y finalizaron hasta el amanecer del día siguiente. Desde las 3 de la mañana, el pueblo se despertó con los tambores que anunciaban el primer ritual en la plaza central, frente al Calvario. Los tambores latían con fuerza, como late el corazón de este pueblo que sigue vivo gracias al sabio legado del ancestro maya.
Nos dirigimos a la plaza bañados por el rocío de la madrugada. Nos unimos a un centenar de personas que rodeaban al grupo de bailarines con máscaras de animales. Danzaban y rezaban alrededor de cinco fuegos, uno al centro y cuatro más que señalaban los cuatro puntos cardinales. Los tambores, la marimba de tecomates, la chirimía, el incienso, la magia del amanecer nos transportó a un mundo paralelo “a una ciudad maya que celebraba la fecha del cierre de un b’aqtun”, susurró el Clarinero.
El Sol salió. Las campanas llamaron a misa a las 7 horas. Poco después entraron a la plaza más de 40 personajes con relampagueantes trajes y tocados de plumas multicolores para ejecutar la Danza del Torito. La plaza bullía de gente. Familias completas bajaron de las aldeas. Desayunaban en los comedores. Las mujeres les servían desde grandes peroles con carnes, frijoles y tortillas doradas echadas en comales ardientes.
A las 8 horas principió la Danza del Palo Volador. Poco después, en el atrio parroquial, colocaron los coloridos portales con las imágenes de las cofradías de Santo Tomás, San José y San Sebastián. A las 11, un nutrido grupo de guías espirituales arrancaron con una ceremonia sagrada frente al Calvario. Rodearon con velas, inciensos y flores los cinco fuegos sagrados. No cabía un alma. Las marimbas tocaban, los tambores retumbaban, las bombas tronadoras estallaban, ¡todo sucedía al mismo tiempo entre un enjambre humano de 20 mil personas!
A las 12 en punto, don Tomás, desde el atrio del Calvario le habló a su pueblo. El mensaje estaba dirigido a los nietos. Cito uno de sus pensamientos: “Yo soy nieto de mis ancestros. Los respeto y los obedezco. Lo mismo les pido a ustedes. El camino que tenemos por delante debemos seguirlo de la mano de la obediencia, del respeto a las abuelas y a los abuelos. Si cambiamos nuestros corazones, si echamos al fuego nuestros odios y rencores daremos un buen ejemplo a nuestras familias estaremos contribuyendo para hacer de Guatemala un mejor país”.