RINCÓN DE PETUL
3 conversaciones migratorias de 2021
En 2021 no hubo análisis de país que estuviera completo sin tomar en cuenta lo migratorio. Desde este, como un pobre indicador de bienestar local, hasta cómo es un alto reflejo de prosperidad en el extranjero, que luego se traduce en remesas. Analistas en Guatemala recurrieron repetidamente a incorporar el fenómeno que ya nos inunda como un gigantesco maremoto, pero del que nos hacen falta datos duros y concretos. Y es que al fin ¿quién conoce con exactitud los números de algo que es eminentemente clandestino? Pero hay ciertas actividades que nos van dejando rastro; algunos eventos que nos dan cuenta de que esta onda aguda del éxodo continúa creciendo aceleradamente, como lo ha hecho -casi ininterrumpidamente- desde hace ya casi una década. Aquí quedan 3 conversaciones migratorias que marcaron el año que recién se extinguió.
' 2022 está pintado para continuar con índices migratorios al alza.
Pedro Pablo Solares
Año de masivas fatalidades. 2021 terminó como empezó: con sendas catástrofes para los connacionales que viajan irregularmente. En enero, los 16 jóvenes masacrados en Tamaulipas. Y, en diciembre, el aparatoso accidente en Tuxtla Gutiérrez, que evidenció la inmensidad de cuántos viajan día a día. Solo piense: 3 docenas de guatemaltecos fallecieron; más de un centenar, herido. Y, además, quienes huyeron del lugar. Sospechamos que en el furgón iban más de 200 guatemaltecos, junto a otros migrantes. A eso, sume el otro furgón que iba a la par. Y también, el tercer furgón que no logró salir del punto de partida. ¿Cuántos habrán sido en total? ¿Unos 600? Los incidentes masivos sobresalen, pero no son los únicos. En octubre, 4 fallecieron en un accidente en Texas, donde otros 11 fueron heridos. Estas fatalidades afectan recurrentemente a guatemaltecos, lo que abre preguntas del porqué los nuestros son los más vulnerables.
Año de remesas colosales. El Banguat estará anunciando próximamente que el año viejo sobrepasó US$15 mil millones de remesas por la vía bancaria. Esta cifra es brutalmente sorprendente, aún para los estándares de este rubro. Significará que 2021 fue 50% mayor que 2019. Y que fue más del doble que 2016. Sobre estos números se hablará mucho. Acerca de los indicadores de la economía en el Norte; sobre cómo las bonificaciones por pandemia afectaron aquellos mercados laborales; y sobre cómo las golpeadas economías familiares en Guatemala demandaron más ayuda del pariente emigrado. Pero considero que en esa discusión debe sobresalir el factor poblacional, que nos invita nuevamente a preguntarnos: ¿cuántos guatemaltecos han emigrado en años recientes? Y ¿a cuánto asciende ya esa población en el extranjero? Algunos dicen que ya andamos por los 4 millones de personas.
Año de misérrimo servicio consular. Otro tema en 2021 es la -aún más- raquítica atención del Estado a sus ciudadanos que viven en el extranjero. El servicio ya era catalogado como -quizás- el peor del continente. Pero, encima, con la excusa de la pandemia, nuestros consulados llevan ya dos años prácticamente cerrados, y con servicios absolutamente escasos. Las incomodidades son grandes para los usuarios. Su vulnerabilidad se incrementa. Y, además, el país pierde los pocos datos demográficos que se captan en el exterior, al tener dos años de ausencia consular. ¿Mejorará esto en 2022? Lo dudo. Este rubro sufrió un decremento en su presupuesto anual, el cual se trasladó al siempre sospechoso Conamigua. ¡Qué tal!
Las condiciones en ambos lados de la frontera provocan que 2022 esté pintado para continuar con índices migratorios al alza. Las capturas y deportaciones desde México cobrarán protagonismo. El Gobierno tendrá aún menos recursos para atender necesidades consulares, y se sumará el palabrerío de un año preelectoral. Las exigencias de los “líderes” migrantes al respecto nuevamente preocupan. Pero eso será para otro artículo futuro.