Punto de encuentro

A las que luchan

Este 8 de marzo las nombramos y las reivindicamos.

El 8 de marzo se conmemoró a nivel mundial el Día Internacional de la Mujer. Las calles de las ciudades y los barrios se llenaron con cientos de miles de mujeres que reivindicamos con firmeza y convicción nuestros derechos y reclamamos libertad, justicia e igualdad.

Seguimos exigiendo justicia para las niñas del “Hogar Seguro” Virgen de la Asunción.

Ser mujer en un mundo en el que prevalece una cultura de menosprecio y desvalorización hacia lo femenino supone un desafío cotidiano. Y ser mujer en un país como el nuestro en el que predomina el machismo, la discriminación y la violencia contra las niñas, adolescentes y las mujeres es una hazaña permanente.

Por eso, esta columna se la dedico a las niñas, las jóvenes y las mujeres de Guatemala que cada día, todos los días, desde donde les toca vivir aportan y construyen; rompen estereotipos y paradigmas; se enfrentan a la desigualdad y promueven caminos para superarla. A esas mujeres que en las condiciones más adversas y en situaciones de extrema vulnerabilidad se organizan, luchan y avanzan en la reivindicación de sus derechos y los de sus familias y comunidades, aunque eso suponga criminalización, estigma y persecución.

Quiero también con este texto honrar la memoria de las niñas del “Hogar Seguro” Virgen de la Asunción que estando bajo resguardo del Estado fueron encerradas y quemadas el 8 de marzo de 2017. Seguimos exigiendo justicia para cada una de ellas y para sus familias que no han cesado de combatir la indiferencia y el olvido que desde el poder se procura como garantía de la impunidad.

A ellas y a cada una de las mujeres asesinadas, desaparecidas y sobrevivientes de la violencia machista, que a pesar de las heridas y los miedos luchan por romper el espiral del terror, les dedico estas líneas con enorme respeto y solidaridad. Su lucha contra los agresores y contra un sistema construido para invisibilizarnos, someternos y violentarnos, es también nuestra lucha.

Este viernes 8 de marzo de 2024 en las calles de Guatemala nos hicieron falta también las mujeres perseguidas y criminalizadas por el Ministerio Público de María Consuelo Porras Argueta. Las juezas, fiscales, abogadas, magistradas, activistas, defensoras de derechos humanos, periodistas, lideresas comunitarias e indígenas y estudiantes que se vieron forzadas a salir del país para resguardar su libertad y quienes permanecen en la cárcel como presas de conciencia.

Cada una de ellas y quienes están enfrentando procesos penales espurios son un símbolo de dignidad, coraje y esperanza. Todas esas mujeres a quienes la mafia judicial persigue promovieron una lucha frontal contra la corrupción y la impunidad, y siguen batallando por los derechos humanos, la democracia, la justicia, la defensa de la naturaleza y de sus territorios, la libertad de expresión y de manifestación.

Para esas redes ilícitas y para los sectores que quieren mantener el estatus quo en Guatemala, ellas representan un peligro que amenaza sus intereses y privilegios. Y la forma que encontraron para castigarlas y neutralizarlas fue el uso indebido del Derecho Penal a través de la fabricación de casos espurios.

Por eso este 8 de marzo las nombramos y las reivindicamos. Por eso saludamos el gesto del gobierno de Bernardo Arévalo y Karin Herrera de honrar a la abogada Virginia Laparra; el pedido de perdón que en nombre del Estado dieron a la familia de Claudina Isabel Velásquez, una joven de 19 años cuyo feminicidio ocurrió en 2005 y que de no haber sido por su familia seguiría en la impunidad; y el acompañamiento a la vigilia porque se haga justicia para las niñas del Hogar Seguro.

Esas acciones comienzan a configurar un escenario distinto de respeto a la vida, los derechos y la libertad de las mujeres. Confiamos en que esta nueva sensibilidad se concrete en avances para la libertad de las presas políticas y el retorno seguro de las exiliadas.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.