CABLE A TIERRA
¿Acaso no es suficiente el daño ya hecho?
Amelia Flores asume la conducción del Ministerio de Salud en un momento en extremo crítico: en plena escalada o ascenso epidémico. Guatemala reporta más de 13 mil casos y 547 muertes al momento de redactar esta columna. Le ha sido legado un ministerio en caos, producto no solo de factores estructurales que no abordaremos en esta ocasión, sino, sobre todo, debido a la ineptitud y negligencia de un equipo de conducción ministerial que no logró estar a la altura de tamaño desafío que vive nuestro país.
Lamentablemente, el presidente de la República no solo tardó mucho en quitarlo del puesto, sino, encima, ha “premiado” al doctor Hugo Monroy, poniéndolo a cargo de un proyecto realmente estratégico para el sector público de la salud, como es la construcción de nueva infraestructura hospitalaria y de puestos de salud, financiada con US$200 millones que ya debemos al Banco Mundial. Increíble e indignante esa decisión, considerando las amplísimas muestras de incompetencia que dio estos cinco meses. Una decisión insensible además al sentir ciudadano: 537 familias lloran a sus fallecidos. Cerca de 15 médicos y dos enfermeras han perdido la vida, muchos ejerciendo su labor en el sector público, sin contar todavía con el debido equipo de protección personal.
' No se premia la ineptitud y la negligencia.
Karin Slowing
Ahora Monroy va a un puesto donde decidirá sobre millones de dólares, con el riesgo que implica que alguien no apto sea el responsable de que se construya infraestructura de salud, que puede resultar inadecuada o mal hecha. El presidente debe recapacitar; si tanta estima tiene al doctor está en su derecho, pero le pedimos que no sacrifique más al país y su futuro.
Este es legado que recibe la doctora Flores, y seguro, muchos desastres más que aún no sabemos. Por su decisión se le agradece. En ese marco, y a sabiendas de que el manejo de la epidemia es prioridad, solicito a la ministra que rectifique a la brevedad posible la errónea decisión heredada de quitar presupuesto a los programas de atención a enfermos crónicos que realizan distintas entidades no gubernamentales en apoyo al Ministerio. Estas alianzas público-privadas son de las que sí dan buenos frutos para la población más necesitada. Simplemente, no pueden desaparecer si el Ministerio no puede ofrecer algo mejor a cambio. Son miles de pacientes cardíacos, renales, oncológicos y de otros graves problemas de salud por los que deben seguir funcionando. Igualmente, que le dé una miradita al Incán, que cada vez está privatizando más sus servicios de quimio y radioterapia, cobrando a los pacientes, la mayoría sin recursos. Ambas sabemos que los problemas oncológicos hace rato que dejaron de ser problemas de salud de poblaciones pudientes.
Igualmente, estimada doctora Flores, solicitarle que revierta los recursos que le fueron quitados a los programas de lucha contra la desnutrición crónica infantil en el MSPAS. Otro gran desatino. La endemia del hambre y sus efectos solo se agudizará con la situación actual. Necesitamos que al menos se recupere la capacidad financiera perdida de este programa. Caso contrario, de nada servirá que hayan destinado 100 millones de quetzales a comprar alimentación complementaria, cuando el programa y sus intervenciones no se están ejecutando. Se supone que la Gran Cruzada por la Nutrición es prioridad política, y el MSPAS la encabeza con su componente de atención materno-infantil tipo Ventana de los Mil Días. No puede ser, entonces, que le retiren los recursos. Las tres planteadas son medidas críticas y urgentes, pero fácilmente solucionables con una instrucción escrita a su viceministra administrativa. Son presupuestos que ya existían.