CABLE A TIERRA

Acceso universal a la vacuna para covid-19

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Los profundos efectos económicos y de gobernabilidad que ha provocado la pandemia, han acicateado, como pocas veces, el ritmo del desarrollo científico. No es que se haya improvisado; los científicos llevan décadas dedicados a las investigaciones que formaron el cimiento de las vacunas hoy ya disponibles, y de otras 200 que están todavía en alguna de las etapas de ensayos que se requieren. El caso es que países como Rusia, Reino Unido y ayer, Estados Unidos, ya comenzaron a vacunar. Como se había anticipado, el “Norte”, los países ricos, se servirán primero de esta mesa. Para nosotros, los países actualmente denominados “países del sur global”, que carecemos de los recursos y de la capacidad de negociación con la industria farmacéutica global como para reservar y pagar vacuna para toda su población, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un mecanismo llamado Covax, que permitirá que no nos quedemos fuera. Covax se basa en el principio de solidaridad descrito en el Objetivo 17 de Desarrollo Sostenible. Es una Alianza Mundial para el Desarrollo donde algunos países de altos ingresos ya están contribuyendo para que al menos 92 países del “Sur global” tengamos acceso relativamente rápido a la vacuna.

' El Ministerio de Salud debe hacer pública la estrategia detallada para la vacunación covid-19.

Karin Slowing

En el caso de Guatemala, según la escasa información disponible, se supone que, gracias a Covax, tendremos vacuna en el segundo cuatrimestre del 2021, para comenzar la vacunación del 20% de la población. Aún hay que resolver el problema presupuestario pues a la fecha, solo se ha dado un enganche al Covax. Covax paliará el acceso inmediato, lo que permitirá cubrir en una primera ronda, a la población de mayor riesgo, según han dicho. Pero eso no es suficiente. Para que superemos el problema epidémico, se necesita llegar por, lo menos, a un 70% de la población. Al ritmo de 20% anual de población vacunada (si logran 100% de eficiencia), hablamos de poco más de 3 años para alcanzar el nivel de inmunidad necesario. Eso, sin contar crecimiento poblacional y sin saber todavía, cuánto tiempo durará la inmunidad que provee la vacuna. ¿Habrá que vacunar anualmente como la Influenza, por ejemplo, o cada cierto tiempo, como con otras vacunas? Por eso necesitamos que gente verdaderamente experta en el tema, que en el país se aglutina en el Conapi, Comité nacional de prácticas de inmunización, sea quien lidere, proponga y defina. Ya no queremos más güizachadas.

Esperamos también que los “planes” no sean privatizar la vacuna para el 80% restante de la población, como hicieron con el testeo. De antemano sabemos que eso solo significará que no se generará el resultado de inmunidad poblacional esperado, ni siquiera en tres años. Casi un 60% de la población en situación de pobreza y 3.5 millones de personas en riesgo de hambre, son una clara contraindicación para ello, si queremos llegar relativamente pronto a niveles aceptables de inmunidad poblacional. Estoy consciente de las implicaciones fiscales y presupuestarias del planteamiento que hago, pero es indispensable pensar a escala poblacional, entendiendo la vacunación como un bien público estratégico. Por eso lo planteo desde ahora, aun a sabiendas que les cae mal.

En 2014, vimos como los vampiros de la corrupción desangraron el MSPAS y generaron un desabastecimiento sin precedentes. La vacunación fue uno de los temas más afectados. La necesidad de alcanzar inmunidad poblacional para revitalizar la economía, puede ser una enorme oportunidad para fortalecer nuevamente el Programa Nacional de Inmunizaciones, el cual ha sido bastante exitoso en Guatemala, y que como mucho en salud, se sustenta en la entrega y compromiso del personal en salud en terreno.

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