SI ME PERMITE

Aceptar que los hijos se van refleja madurez

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“Cuando uno tiene un hijo, será padre durante toda la vida. Son los hijos los que se apartan de uno. Pero los padres no podemos apartarnos de ellos”. Graham Greene

Por nuestra naturaleza humana, frecuentemente somos muy lentos en ajustarnos a los cambios que la vida nos pide y eso es manifiesto con la crianza de nuestros hijos. Ellos nos llegan con una máxima ternura y limitaciones, las cuales nos exigen darles el máximo de los cuidados. Pero llega el tiempo cuando esto se invierte y ellos son los que están al cuidado de nosotros.

' Lo vivido con los padres es más apreciado cuando los hijos tienen la libertad de hacer su vida.

Samuel Berberián

Debemos tener muy presente que cada etapa tiene sus ideales que debemos saber vivir de modo que nos permitan tener recuerdos gratificantes y también formativos para nuestra vida. No hay cosa más triste que padres no acepten que los hijos han crecido y con ello se debe ir modificando la relación y el trato también.

Hay quienes, en el proceso de la crianza de los hijos, toman distancia cuando los ven crecer, y eso no debe ser igual con todos, ya que cada hijo es diferente. El distanciamiento debe ser razonado, dependiendo de si es para respetar su privacidad o si es para permitirles que tengan iniciativas, que no siempre serán aprobadas por sus padres.

El fenómeno más sorprendente es el entender que nuestros hijos de ninguna manera habrán de repetir nuestros sueños, por más sublimes que sean para nosotros. Ellos, en la medida de la formación y preparación que reciben para enfrentar la vida, tendrán sus propios sueños y estos habrán de tener retos y desafíos que les permitirán forjar su futuro y así lograr alcanzar las metas que se han trazado.

Es un arte para los mayores saber contemplar de manera respetuosa los avances que nuestros hijos van teniendo, los cuales no debemos interrumpir y no esperar que los logros de ellos dejen provecho para nosotros. Es claro que ellos están abriendo brecha para su vida, la cual habrán de compartir en un medio no siempre afín al nuestro, pero que tenga la aceptación para una convivencia armónica.

Es tan agradable cuando sabemos estructurar las relaciones en una manera correcta, y es que en nuestra etapa formativa nuestros padres nos tienen con ellos y nos encaminan para que podamos avanzar, logrando superar los obstáculos y las limitaciones que el medio muchas veces nos presenta. Pero llega el tiempo cuando las cosas se invierten, entonces nosotros crecemos, alcanzamos nuestros sueños y nos toca a nosotros cuidar y atender a nuestros padres, sea por las limitaciones que tienen en su salud o simplemente por el avance de la edad y las limitantes que estas crean de manera variada a los adultos.

El hecho de que los hijos se van del hogar no es una idea de simple separación, sino una necesidad para poder hacer sus vidas con las personas que han decidido compartir y los mayores debemos ser más cooperativos y menos críticos sobre el criterio de ellos. Cuántas veces ha sido real que las personas que muchas veces no son de nuestro total agrado reciban más apoyo y ayuda que los que más nos simpatizan y nos agradan, y no logramos una convivencia que se pueda calificar de agradable.

El inicio de la vida como la conclusión de ella debe ser sabiamente planificado, para que no solo sea agradable, sino que coopere para que se tenga una buena salud y felicidad tal que sea compartida por todos los miembros de la familia.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.