NOTA BENE

Bloqueos y democracia

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La defensa de la democracia fue una de las justificaciones proferidas por quienes convocaron a los bloqueos y las manifestaciones en octubre. La democracia se refiere al método que convoca a la ciudadanía a elegir a sus gobernantes de turno. Los voluntarios que colaboraron con el Tribunal Supremo Electoral (TSE) en las juntas receptoras de votos, de cuya imparcialidad y profesionalismo depende el proceso, percibieron las protestas como un espaldarazo a su trabajo. También se interpretó como una reivindicación de la voluntad de los electores que votaron por el presidente electo, Bernardo Arévalo.

' Debemos proteger nuestras instituciones liberales.

Carroll Ríos de Rodríguez

No obstante, los bloqueos nacen de una mentalidad antidemocrática y coercitiva. Unos cuantos de los líderes que convocaron a los bloqueos fueron electos para cumplir funciones específicas dentro de su comunidad, pero no poseen un mandato a nivel nacional para atropellar las libertades de los guatemaltecos. Obligaron a participar a los manifestantes: cobraron un impuesto ilegal a sus propios vecinos que osaron declinar su orden. Amenazaron creíblemente al sector productivo y ofrecieron azotes a los dueños y dependientes de los negocios que desobedecieran sus cierres forzosos. Detuvieron a la fuerza a las personas que circulaban por las calles o que se encerraron temerosas en sus casas. Quienes apresaron al país por semanas exhibieron múltiples actitudes autoritarias. Aunque baile y se autorretrate como pacífica, la turba atropella e intimida.

También tiene un sabor autoritario la lista de exigencias presentada por dichos líderes. Aunque existieran motivos válidos para remover a ciertos funcionarios públicos, hacerlo a destiempo y en desacato de reglamentos establecidos pone en entredicho la voluntad de quienes, años atrás, y mediante procedimientos generalmente aceptados, los eligieron. Sobre todo si existen medios alternativos para procurar tales objetivos.

El fundamento del método democrático es la convicción de que cada ser humano vale. El Estado se organiza para la protección de los derechos inalienables a la vida, la libertad y la propiedad de cada persona que puebla la comunidad. Se promulga una constitución que consagra estos derechos. La constitución, además, sienta las bases republicanas para repartir el poder entre distintos organismos, de tal forma que ningún gobernante electo pueda abusar de los poderes temporales que les confieren los gobernados. Es dentro de este contexto liberal y republicano que celebrar elecciones tiene sentido, porque solo así se minimiza la posibilidad de caer en la tiranía de un dictador, una mayoría o una minoría.

Algunos de los organizadores de los bloqueos suscriben ideas socialistas y emplean el vocablo democracia con otro sentido. Por ejemplo, abogan por la redistribución “democrática” de los bienes para uniformar los ingresos. O hablan de la “democratización” de una empresa cuando esta se nacionalizó, o cuando los empleados asumen responsabilidades gerenciales. Alexis de Toqueville advirtió que “la democracia y el socialismo están unidos por una sola palabra, la igualdad, pero hay que aclarar una diferencia: la democracia quiere la igualdad en libertad, y el socialismo quiere la igualdad… en la servidumbre”. Añade el politólogo Giovanni Sartori que desde la libertad se llega a la igualdad, pero al revertir la ecuación, caemos en autoritarismos.

Sin el liberalismo constitucional, la democracia erosiona las libertades de los ciudadanos y conduce a regímenes centralizados. Se convierte, entonces, en una democracia iliberal, o en un cascarón vacío, que disfraza imposiciones y autoritarismos con un barniz aparentemente participativo. Cuidemos nuestras instituciones liberales.

ESCRITO POR:

Carroll Ríos de Rodríguez

Miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Presidente del Instituto Fe y Libertad (IFYL). Catedrática de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).