SI ME PERMITE

Cada cosa tiene su lugar, incluyendo la basura

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“Solo los humanos producimos desperdicios que la naturaleza no puede digerir”. Charles J. Moore
Cada uno de nosotros, que estamos conviviendo en esta tierra, en los años formativos hemos sido instruidos seguramente en asuntos básicos de la vida y lo demostramos al estar con la gente. Esta realidad es manifiesta en nuestro saludo, al entrar y salir de algún lugar, y sin duda en muchas cosas más. Personalmente quiero comentar el modo como en la vida diaria todos nosotros tratamos los desperdicios que constantemente generamos.

Al igual que en mi caso, a todos, desde muy pequeños, nos enseñaron dónde se deposita la basura. Una anécdota muy personal, no recuerdo qué edad tenía, pero tiré el papel de un dulce que me habían regalado y mi padre, que estaba conmigo, se detuvo y me dijo con un tono muy serio: “Recoja lo que acaba de tirar y guárdelo, porque hay un lugar para ello”. Claro, una orden no queda más que cumplirla. Esto fue formativo.

Vivir con orden en esta vida es lo que nos permite convivir en armonía y también con agrado. Por ello me pregunto: aquellos que en nuestras ciudades están toda una jornada recogiendo basura en la calle, cómo se sentirán cuando en la ciudad hay recipientes donde uno puede dejar la basura que en un momento dado se genera, pero, irónicamente, usted y yo vemos que en las proximidades donde están esos recipientes hay basura en el suelo. Y uno se cuestiona si habrá sido que no lo vieron o no se les enseñó el uso correcto de ellos.

' Con el ejemplo podemos orientar al prójimo para saber cómo manejar la basura.

Samuel Berberián

Si nuestro universo está sujeto a un orden, implica que ese principio debe regirnos en todas las prácticas que tenemos nosotros que temporalmente nos toca vivir aquí. Una vez que lo practicamos con la naturalidad que se espera, debemos ser los encargados en dar instrucción y las indicaciones apropiadas a los que vienen después de nosotros. En este planeta en que estamos como huéspedes, debemos ser lo más responsables, para que cuando llega el tiempo que terminamos y otros ocupan este lugar, lo encuentren, si es posible, mucho mejor que el que nosotros recibimos. Hablamos de avances sociales y desarrollos en nuestro medio, pero eso también debe reflejarse en el modo como manejamos los desechos que nosotros mismos generamos.

Siendo observadores y justos en evaluar las cosas, al visitar diferentes vecindarios, desde los más sencillos hasta los más aristocráticos o sofisticados, lastimosamente la basura en la calle se observa muchas veces sin mayor diferencia. Es posible, puede que me equivoque, que los sofisticados en algunos casos tengan gente que se dedique al cuidado del vecindario, y en eso incluye el tener que recoger la basura en la calle para que se dé una imagen más prolija y mucho más agradable. Algo que deberíamos aprender a hacer, no por estética, sino por orden, es que, así como no dejamos caer una basura en nuestra sala de estar o el dormitorio, debemos, con el mismo principio, hacerlo en la calle, como si fuera nuestra casa. Y ¿por qué no?, considerarlo como nuestra casa, tomando en cuenta que todos los días allí transitamos.

Si yo hago mi parte en mantener una norma de no dejar basura fuera de su lugar y cada uno de nosotros hace su parte, les aseguro que esta ciudad tendrá otra apariencia, y para los muchos que nos visitan habrá de comunicar un mensaje que difícilmente habrán de olvidar.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.