Registro akásico
Crear empleo, una virtud
Más de 1.5 millones tienen un empleo formal en el país, si se toma el número de afiliados al IGSS.
Como parte de una campaña continua de hostigamiento a la maquila se dan periódicamente declaraciones en su contra. El país está en un mundo donde se compite para conseguir mercados donde vender nuestros productos. La industria maquilera ha sido atraída al país por un régimen fiscal favorable, distinto a como se trata al resto de contribuyentes. La producción no perturba internamente, pues se exporta, por lo que los industriales no se ven afectados en el mercado local.
Más de 1.5 millones tienen un empleo formal en el país, si se toma el número de afiliados al IGSS. Andrely Cisneros, en Economía, estima en 70% el trabajo informal. La cifra de 7.5 millones se contabiliza como subempleo, es el 21% de la PEA. Por lo tanto, conviene el fomento de las empresas formales, con independencia de si son favorecidas por regímenes especiales, pues abaten el paro.
Algunos liberales han vuelto a sus orígenes manchesterianos, expresan un rechazo abierto a los tributos. El más relevante es el presidente Javier Milei, de la Argentina. Indica la falta de moralidad en imponer la contribución, pues afecta un bien privado por medio de un acto coercitivo. En la propaganda electoral llamó robo al cobro fiscal. El Estado con violencia goza de una fuente coactiva de ingresos. Su versión autocalificada de libertaria recuerda al Leviatán de Thomas Hobbes *1588 +1679, voraz criatura ante la sociedad se inclina para mantener la paz. Se trata efectivamente de una exageración.
La pobreza únicamente puede abatirse con el fomento de nuevas plazas para labores productivas.
El régimen fiscal resulta del carácter cooperativo de la sociedad democrática, necesitada de recursos proporcionados por sus miembros. No obstante, los funcionarios en general se benefician de una renta sin haber efectuado previamente ningún servicio ni entregado ningún bien. Se trata de una promesa de retribución, frustrada, en algunos casos, por la existencia del peculado. De donde la fiscalidad no tiene justificación anticipada, ni sus responsables tienen justificación para solicitar aumentos en los montos impositivos. Son los funcionarios con proyectos de desarrollo productivos o en servicios quienes pueden estar legitimados para solicitar el apoyo de sus conciudadanos. De la misma manera, quienes reclaman prestaciones por parte del gobierno deben indicar la fuente financiera de los mismos. La única manera virtuosa de allegar fondos al Estado es con impuestos. La viciosa es con endeudamiento.
Por lo tanto, los ataques a un régimen especial de producción son inconsistentes. El año pasado, la exportación alcanzó US$14 mil millones, un retroceso de casi el 10% de lo esperado. Los textiles y sus productos bajaron su venta en un 20%. La composición de la exportación es como sigue: el vestuario representó el 11%, las grasas y aceites, banano y café, 7% cada uno. No es conveniente afectar la estabilidad de la planta productiva. Como se observa, la maquila es el principal renglón de exportación.
Fortalecer los servicios públicos, la redistribución de la renta y la previsión de eventos indeseables requiere una inversión constante. Por lo tanto, el fortalecimiento de la tributación es conveniente, pero no a costa de perder competitividad en el mundo. Los ajustes en las economías mundiales provocan protestas, véase al sector agrícola en Europa. No obstante, no se puede dilatar u olvidar la urgencia de los mismos. Favorecer a las empresas e iniciativas innovadoras es un deber estatal, a veces supone incentivos tales como bajar la recaudación. La austeridad es una actitud constante, pues orienta el peso de la imposición fiscal bajo criterios de fortalecimiento de la planta productiva.