SI ME PERMITE

Debemos cuidar el vocabulario porque se copia

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“El lenguaje es la vestimenta del pensamiento”. Samuel Johnson

Entendiendo que el vocabulario que tenemos es el medio con el cual nos comunicamos y además expresamos nuestras ideas y sentimientos, debemos estar muy atentos en el uso de las palabras que empleamos para la comunicación. Son fácilmente copiados por los que nos escuchan, por ello nuestro esfuerzo debe ser ejemplo para cuando nos copien otros, que estas sean las más apropiadas y que transmitan respeto en lo que comunicamos.

' Conservemos la belleza del idioma disciplinando nuestro modo de pensar y la forma de comunicar.

Samuel Berberián

El modo como uno se expresa es la razón para esforzarnos por usar las palabras, no simplemente con la mayor exactitud posible, sino también las más populares que el medio usa, pero nunca con vulgaridades, pues comunicamos hasta nuestro estado de ánimo. Posiblemente, algunos de nosotros, en un momento, por lo molestos que estábamos, nos expresamos de una manera poco culta y educada y quisiéramos regresar y corregir, pero ya quedó grabado en la mente de los que nos oyeron. Posiblemente, por lo educados que somos, nos habremos de disculpar y nos perdonarán, pero eso no borra de la mente lo que se nos escuchó decir.

El ideal que debemos cultivar es que cuando hablemos, no importando con quién sea, lo que se nos escuche esté generando un sentir de agrado y también admiración porque tuvimos la habilidad y delicadeza de decir algo que no solo cumplió su objetivo, sino que lo hizo con el mayor agrado.

El ejemplo que puede ilustrar esta idea es lo que sucede con los alimentos: cuando se nos sirve tienen presentación y aroma, lo que los hace de nuestro agrado.

Cuando estamos poniendo de nuestra parte para mejorar nuestra comunicación, debemos conocer el significado de cada palabra que usamos y no usarla porque simplemente otros la usan. La mejor manera de evaluar nuestra comunicación es tener presentes los sinónimos que podemos usar para saber cuál es la mejor alternativa para el caso que estamos tratando y para los que nos están escuchando cuál será el más apropiado.

Es sorprendente que uno cada día está aprendiendo y asimilando nuevos vocablos que se están generando en nuestro medio. Antes de asimilarlos en nuestro vocabulario debemos ser cuidadosos y claros en su etimología y en qué contexto es correcto usarlos, no solo para no ser mal entendidos, sino para que el vocabulario sea acorde a nuestra personalidad.

Es común que alguien comente algo que hemos dicho y los que nos conocen pueden muy fácilmente afirmar que hemos dicho eso o bien, con mucha extrañeza, tienen la duda de que nosotros hayamos expresado cosa semejante.

Así como nuestro modo de vestir, o como el arreglo personal, nuestro modo de decir las cosas y el vocabulario que usamos tienen que ser acordes y apropiados, para que, de ese modo, tengamos una integridad entre lo que somos y lo que decimos.

Posiblemente hemos escuchado a alguien expresarse de modo que cuando lo evaluamos por su apariencia no coordina bien, sea esto en una manera negativa, porque no esperábamos que alguien con esa presentación tuviera ese modo de hablar, o bien porque nos admiramos de que alguien tan sencillo tenga un vocabulario culto y elaborado.

Definitivamente, la armonía es lo que hace placentero el momento en que estamos conviviendo, y esto debe ser inclusivo en nuestro modo de elaborar nuestras ideas y, sin lugar a duda, la modalidad de comunicarnos.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.