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Distintos enfoques para esta Navidad

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La Navidad es una de las fiestas más esperadas del año, que ahora se celebra en todo el mundo, independientemente de las creencias religiosas. Resistirse a la magia de la Navidad es casi imposible. Para algunos es tiempo de vacaciones. Para otros es un momento de encuentro con amigos, familiares y seres queridos. Una época del año en la que reflexionamos sobre los días pasados, sobre los acontecimientos vividos y sobre sí mismos, para tratar de superarnos el próximo año. La Navidad, para los cristianos, es el día del nacimiento de Jesús.

' La Navidad es una de las fiestas más esperadas del año. ¡Feliz Navidad!

Brenda Sanchinelli

Uno de los ritos típicos de la Navidad en todo el mundo es reunirse en familia, alrededor de la mesa dispuesta, cerca del fuego o el arbolito, para compartir la alegría de la Navidad. También intercambiamos regalos y buenas acciones, porque ver a los demás sonreír ese día calienta los corazones. Las casas están decoradas con luces y bombitas, un signo de paz y tranquilidad. En términos psicológicos, por lo tanto, la Navidad es un símbolo de renacimiento, renovación y cambio, pero también de esperanza y confianza.

“La Navidad es una temporada llena de ilusiones, paz y amor”, dicen los anuncios publicitarios, pero, paradójicamente, la vida real es muy distinta a esta propaganda y la temporada navideña es el período del año en el que se registra mayor número de suicidios y depresiones, por factores psicosociales y de carácter económico. Para muchas personas, estos días representan tristeza y soledad, fechas que traen a la mente recuerdos nostálgicos de la infancia, remembranza de acontecimientos difíciles transcurridos durante el año, enfermedades, desempleo, violencia, pérdida o separación de seres cuya vinculación afectiva es de tal magnitud que genera un gran vacío. Hoy en día, la mayoría de familias están desintegradas, son hogares monoparentales. En otros casos se llora el fallecimiento de un ser querido. Familias que están siendo extorsionadas o que son víctimas de la violencia. Hermanos que no se dirigen la palabra por años, o esposos que se están divorciando y se odian a muerte. Entonces, ¿dónde queda el cuadro de la familia feliz sentada este día alrededor una mesa?

Otro factor que agobia en esta época es la falta de recursos económicos. Las personas se sienten frustradas al no poder comprar ni un pequeño juguete a sus niños o comer un tamal en su cena navideña; los precios no son coherentes a la realidad de un país tan pobre como Guatemala y solo algunos pocos pueden darse ciertos gustos en estas fechas. Vale la pena subrayar que, independientemente de la fe religiosa que se profese, la Navidad es una tradición de esperanza, afecto y convivencia, muy contradictoria con la cultura consumista que se promueve en estas fechas.

Un buen enfoque para salir de esta tristeza en estos días es replantearse el verdadero motivo de lo que conmemoramos y despojarse del ambiente materialista. Aquí procede ser humildes como lo fue Jesús, quien nació en un establo. Recordemos que Él es el motivo de esta celebración —aunque muchos quieran ignorarlo— y que en estos días es mejor dar que recibir. Eso nos dará paz espiritual y felicidad, no una emoción pasajera como la que producen las cosas materiales.

Aunque no se sabe la fecha exacta del nacimiento de Cristo, lo importante es reconocer con agradecimiento que tuvo la humildad de venir al mundo y lo hizo por el inmenso amor que le tenía al ser humano. El motivo de la Navidad es la celebración del infinito amor de Dios para el hombre, porque gracias a ello la humanidad tiene la oportunidad de obtener su salvación eterna y el perdón de sus pecados. Les deseo a mis queridos lectores Feliz Navidad.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.