SIN FRONTERAS

Don Tanerjo y el país seguro

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Recibí una llamada hace unos días. Don Tanerjo decidió llamarme a mí, el capitalino que conoció por unas pocas horas, hace semanas, cuando lo visité en su pobre hogar. Tizamarté, aldea seca, Corredor Seco. Es Camotán, en Chiquimula, lugar de milpas secas y ollas vacías. De eso se fue Juanito, su hijo, de 16, dejando sus tareas de leña apiladas. Un muchacho que emprendió a buscar los dólares que terminaran con el martirio. Es agobiante vivir sin comida suficiente. El Juanito caminante, que nunca conocí, murió bajo custodia fronteriza en abril pasado. Y evitando hoy las controversias del caso, pienso en esa llamada. La de don Tanerjo a un tipo que, semanas atrás, conoció por tan solo unas pocas horas. ¿Qué estado de abandono atraviesa una persona, para que ese lejano alguien sea la opción? Urgido, don Tanerjo, el dinero que “alquiló” para que se fuera su Juanito, está en mora. Y la sombra de los cobradores, de día y de noche, toca su puerta.

Tiene su belleza Camotán. Pero el Estado guatemalteco esconde, detrás de sus hermosas montañas, tragedias como la de la familia De León. Le sirven esos paisajes para diluir lo que sucede, para aparentar y negar su indiferencia. Negar que este país no recibe ni a sus propios retornados ni siquiera la primera noche después de la deportación. En todo el territorio, Guatemala solo tiene dos albergues públicos —con capacidad para menos de 50 personas—. Y estos son para menores retornados, ni uno solo para mayores de edad. Ni uno solo. La partida para alimentar a la población retornada es cero. La partida para alojar a la población retornada, es cero. La partida para atender médicamente a la población retornada… es cero. Los planes implementados para dar empleo a la población retornada, está en cero. A la luz de lo que decía el ideólogo Manuel Galich, sobre cómo la cantidad en el presupuesto demuestra la prioridad que da el Estado a un problema, ese cero se vuelve revelador. Literalmente, revela que para el Estado guatemalteco la población retornada no importa nada.

Es altamente peligroso traer a población en máximo estado de vulnerabilidad a un país incapaz de ser generoso. Peligroso y perverso, de hecho. Población como la que pretende enviarse con el acuerdo de tercer país seguro. Es evidente que las pretensiones de gobierno son hacer topar a estos solicitantes de refugio con la realidad guatemalteca, que les aplastará. Y que como resultado de ello, se vean forzados —los unos— a regresar a sus países cercanos; y los otros, a no emigrar hacia ese Norte que un día fue. Pero ¿estamos preparados y dispuestos a asumir la crudeza de lo que surgirá? ¿Qué harán esos hombres y mujeres para comer desde las primeras noches? ¿Dónde dormirán? Y si viene algún enfermo, ¿dónde, cómo? Es imposible. Conscientemente, el pueblo estadounidense pretendería enviar al matadero a quienes se acogen a sus leyes humanitarias.

' Es altamente peligroso traer a población vulnerable a un país incapaz de ser generoso.

Pedro Pablo Solares

Esta semana, se siguió desarrollando la oposición a este acuerdo por parte de sectores diversos. Resalta una carta firmada por los fiscales de 22 estados, dirigida al secretario de Seguridad McAleenan, donde resaltan que el acuerdo violaría su Constitución, poniendo en riesgo la vida y la libertad de personas. Mencionan también el tinte racial que tiene el acuerdo, afectando solo a solicitantes centroamericanos.

De este lado de la frontera la presión crece contra los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, y el presidente electo, Alejandro Giammattei. Dificilísima posición, sin duda. Pues los poderes del norte son bárbaros. Pero también lo será la historia, que no olvidará a los nuestros que apoyen a un presidente Trump, que reina bajo la sombra de la discriminación racial. ¿Guatemala, segura? Vayan y pregúntenle a la familia de don Tanerjo. No es un cliché: en serio ni siquiera tienen suficiente para comer.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.