CON OTRA MIRADA
Efectos inesperados del terremoto-76 y covid-19
Con la contrarrevolución de 1954, que derrocó al gobierno democrático del coronel Jacobo Árbenz Guzmán, auspiciada por el gobierno de EE. UU. en defensa de los intereses comerciales de la Ufco, el apoyo de la oligarquía local y militares traidores, dio inicio el período más grande de decadencia nacional, incluida la guerra civil entre 1960 y 1996, cuando predominaron los presidentes militares, con contadas excepciones de civiles, copados por aquellos, quienes no han dejado de gobernar.
' Ganar la estima de quienes no le votaron y presentarse como presidente de todos los guatemaltecos.
José María Magaña Juárez
Para lograrlo recurrieron a la pantomima de elecciones libres, cuyo resultado siempre fue manipulado a favor de la rotación acordada en sorteo previo. En las elecciones del 3 de marzo de 1974, ninguno de los candidatos militares (Laugerud García, Ríos Montt y Paiz Novales) obtuvo más del 50% de los votos, por lo que el 12 de ese mes el Congreso de la República recurrió a la llamada votación de segundo grado, eligiendo fraudulentamente al general Kjell Eugenio Laugerud García como presidente de la República.
La presidencia realmente la ganó más adelante, por su eficiente respuesta ante la destrucción causada por los terremotos del 4 y 6 de febrero de 1976, y su contundente y alentador pronunciamiento: “Guatemala está herida, pero no de muerte”.
Algo parecido le está pasando al médico Alejandro Giammattei Falla, quien llegó a la presidencia mediante fraude, esta vez fraguado por el Tribunal Supremo Electoral, que vetó la inscripción de Thelma Aldana, candidata favorita del 70% de la población. Al igual que en el ya lejano 1954, fueron las mismas fuerzas locales que lo provocaron, recurriendo a su cooptada estructura estatal.
La actual plaga identificada como covid-19 fue conocida en diciembre de 2019, ante el brote en la ciudad de Wuhan, China central, que en tres meses se propagó al planeta entero. A Guatemala llegó en un vuelo desde España, el jueves 12Mzo2020. El presidente, desde su formación profesional como médico, reaccionó pronta y positivamente, dictando las primeras medidas de emergencia, restando importancia a los pocos votos con que salió ganador en la segunda vuelta electoral. Como en el caso del general Laugerud, esa positiva actitud puede hacerle ganar la Presidencia.
La semana pasada presentó al Congreso el Programa Nacional de Emergencia y Recuperación Económica, para el cual son necesarios Q7 millardos. El Programa incluye rubros ajenos a la emergencia, como el pago de aumentos salariales exigidos por sindicatos, deuda estatal y necesidades administrativas. La ampliación presupuestaria requiere préstamos internacionales, pero lo más inconsistente es que solo 500 millones serán dedicados a atender el estado de Calamidad.
Esa medida de excepción, dentro de la Ley de Orden Público, permite al doctor Giammattei hacer lo que ningún otro presidente hizo: reestructurar el Estado para que funcione en beneficio de todos. Para lograrlo habrá de abolir los ministerios, dejándolos en tabula rasa e invitar a prestigiosos ciudadanos para que propongan la necesaria reingeniería de las funciones públicas, que permita diseñar un nuevo modelo de Estado y su función. Tendrá que decidir quiénes de los funcionarios recién nombrados se quedan, pues aquellos que llegaron bajo la premisa “No me des, poneme donde hay” no le servirán.
Con el nuevo esquema se eliminará la corrupción, que según cálculos conservadores es del 30% del Presupuesto General de Gastos de la Nación. Es decir, la no despreciable cifra de unos Q30 millardos, de la que se podrá disponer.
Esa acción de ciudadanía ejemplar le hará ganar la estima de quienes no le votaron y así presentarse como el presidente de todos los guatemaltecos.