Pluma invitada

El ascenso de la inteligencia artificial volverá aún más importantes las habilidades interpersonales.

Cuando se eclipsen las habilidades técnicas, tu humanidad será más importante que nunca.

Tan solo ha habido un puñado de momentos a lo largo de los siglos en los que hemos experimentado un cambio inmenso en las habilidades que más valora nuestra economía. Ahora estamos entrando en uno de esos momentos. Las habilidades técnicas y de datos de alta demanda durante décadas parecen ser de las más expuestas a los avances de la inteligencia artificial. Sin embargo, es muy probable que otras habilidades, en particular las interpersonales, que durante mucho tiempo hemos infravalorado al calificarlas de “blandas”, sigan siendo las más duraderas. Es una señal esperanzadora de que la inteligencia artificial podría marcar el comienzo de un mundo laboral más, y no menos, anclado en la capacidad humana.

Un momento como este nos obliga a pensar de manera distinta en torno a la capacitación que les brindamos a nuestros trabajadores, en especial la gran importancia que les hemos dado a habilidades como la codificación y el análisis de datos, las cuales siguen dándoles forma a los campos de la educación superior y la capacitación de trabajadores. Las primeras señales de lo que puede hacer la inteligencia artificial deberían obligarnos a pensar de modo diferente en torno a nosotros mismos como especie. Nuestra capacidad para comunicarnos con eficacia, desarrollar la empatía y pensar de manera crítica ha permitido que los humanos colaboren, innoven y se adapten durante milenios. Son habilidades que todos poseemos y que podemos mejorar, pero que nunca se han valorado de manera adecuada en nuestra economía ni se han priorizado en nuestra educación y formación. Esto debe cambiar.

En la economía actual del conocimiento, muchos estudiantes se enfocan en adquirir habilidades técnicas porque se consideran las más competitivas a la hora de obtener un buen empleo. Y con razón. Durante décadas, hemos considerado que esos empleos son “a prueba de futuro”, debido al crecimiento de las empresas tecnológicas y el hecho de que las carreras de ingeniería producen los empleos mejor pagados.

La cantidad de estudiantes que buscan títulos de cuatro años en informática y tecnología de la información se disparó un 41 por ciento entre la primavera de 2018 y la primavera de 2023, mientras se desplomó la cantidad de estudiantes en carreras de humanidades. Los trabajadores que no fueron a la universidad y quienes necesitaban habilidades adicionales y querían aprovechar un auge laboral lucrativo acudieron en masa a decenas de campos de entrenamiento de codificación y programas técnicos en línea.

Ahora llega la comprensión del poder de la inteligencia artificial generativa, con sus enormes capacidades en habilidades como la escritura, la programación y la traducción (Microsoft, dueña de LinkedIn, es una de las principales inversionistas en esta tecnología). Hace poco, investigadores de LinkedIn analizaron las habilidades que requiere un determinado puesto de trabajo y luego identificaron más de 500 que podrían verse afectadas por las tecnologías de inteligencia artificial generativa. Después, estimaron que la inteligencia artificial con el tiempo podrá replicar el 96 por ciento de las habilidades actuales de un ingeniero de software, sobre todo el dominio de los lenguajes de programación. Las habilidades vinculadas con trabajos como asistentes legales y gerentes de finanzas también quedarán muy expuestas.

De hecho, debido al impacto generalizado que va a tener la inteligencia artificial, es muy probable que afecte todo nuestro trabajo en un grado u otro.

Creemos que habrá ingenieros en el futuro, pero lo más probable es que le inviertan menos tiempo a codificar y más a tareas como la colaboración y la comunicación. También creemos que surgirán nuevas categorías de empleos como resultado de las capacidades de la inteligencia artificial —como hemos visto en momentos pasados de progreso tecnológico— y que es probable que esos empleos estén cada vez más anclados a las habilidades de las personas.

Muchos se enfocan en adquirir habilidades técnicas porque se consideran las más competitivas.

Alrededor de esta investigación gira la gran pregunta que surge de tantas conversaciones sobre la inteligencia artificial y el trabajo, en particular: ¿cuáles son nuestras capacidades básicas como humanos?

Si respondemos a esa pregunta desde un lugar de temor en torno a qué les queda a las personas en la era de la inteligencia artificial, podemos acabar por reconocer una visión limitada de la capacidad humana. En cambio, es fundamental que todos empecemos de un lugar desde donde se pueda imaginar qué es posible para los seres humanos en la era de la inteligencia artificial. Cuando se hace esto, te enfocas con rapidez en las habilidades personales que nos permiten colaborar e innovar de un modo que la tecnología puede amplificar, pero nunca remplazar. Y te encuentras —sin importar el puesto o la etapa profesional en la que estés— con agencia para gestionar mejor este momento de cambio histórico.

En la actualidad, la comunicación ya es la habilidad más demandada en LinkedIn. Incluso expertos en inteligencia artificial observan que las habilidades que necesitamos para trabajar bien con los sistemas de inteligencia artificial, como dar instrucciones, son similares a las que necesitamos para comunicarnos y razonar de manera eficaz con otras personas.

Más del 70 por ciento de los ejecutivos que encuestó LinkedIn el año pasado respondió que para sus organizaciones las habilidades interpersonales eran más importantes que las habilidades muy técnicas en inteligencia artificial. Y una encuesta reciente de Jobs for the Future descubrió que el 78 por ciento de los 10 puestos que más solicitan los empleadores clasifican las habilidades y tareas exclusivamente humanas como “importantes” o “muy importantes”. Son habilidades como establecer relaciones interpersonales, negociar entre partes y guiar y motivar equipos.

Ahora es el momento de que los líderes, de todos los sectores, desarrollen nuevos modelos de aprendizaje para estudiantes que estén vinculados de manera más directa y dinámica con el futuro de nuestra economía, no su pasado. Para esto, es crucial utilizar el mismo nivel de rigor que hemos usado en la capacitación de habilidades técnicas, pero en las habilidades interpersonales.

Las universidades tienen un papel fundamental que desempeñar. En las últimas décadas, hemos presenciado una priorización de la ciencia y la ingeniería, a menudo a expensas de las humanidades. Habrá que reconsiderar esa calibración.

Quienes no deseen obtener un título de cuatro años deben buscar proveedores de capacitación que desde hace tiempo hayan enfatizado las habilidades interpersonales y estén comprometidos con el desarrollo del capital social.

Los empleadores tendrán que ser educadores, no solo en torno a las herramientas de inteligencia artificial, sino también a las habilidades de la gente y la colaboración entre personas. Grandes empleadores como Walmart y American Airlines ya están explorando maneras de poner la inteligencia artificial en manos de los empleados para que les puedan dedicar menos tiempo a tareas rutinarias y más a la relación personal con los clientes.

A final de cuentas, para nuestra sociedad, esto se reduce a si creemos en el potencial de los humanos con tanta convicción como creemos en el potencial de la inteligencia artificial. Si es así, es totalmente posible construir un mundo laboral que no sea solo más humano, sino también un lugar donde todas las personas sean valoradas por las habilidades únicas que tienen, lo cual nos permitiría ofrecer nuevos niveles de logro humano en muchas áreas que afectan todas nuestras vidas, desde la atención médica hasta el transporte y la educación. A lo largo del camino, podríamos aumentar de manera significativa la equidad en nuestra economía, en parte abordando la persistente brecha de género que existe cuando infravaloramos las capacidades que las mujeres aportan al trabajo en un porcentaje mayor que los hombres.

Hace algunos años, Minouche Shafik, quien ahora es presidenta de la Universidad de Columbia, comentó lo siguiente casi anticipando este momento exacto: “En el pasado, los trabajos estaban relacionados con los músculos. Ahora con los cerebros, pero en el futuro, lo estarán con el corazón”.

La economía del conocimiento en la que hemos vivido desde hace décadas surgió de una economía de bienes en la que vivimos durante milenios, con el impulso de la agricultura y la industria manufacturera. En la actualidad, la economía del conocimiento está dando paso a una economía de las relaciones, en la que las habilidades de las personas y las habilidades sociales van a ser más fundamentales que nunca para el éxito. Esa posibilidad no solo es motivo para pensar nuevas ideas relacionadas con la capacitación de la fuerza laboral. También es motivo para tener una mayor imaginación relacionada con lo que es posible para nosotros como humanos, no solo como individuos y organizaciones, sino como especie.

©2024 The New York Times Company

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