Aleph

El asco

Están coqueteando con el gobierno republicano del Norte, porque no les han puesto la atención que ellos creían les iban a dar.

Pelos en la sopa, una cucaracha en la mitad del pan que comemos, alguien hurgándose la nariz, el olor a basura podrida, una flatulencia en el elevador, heces en nuestros zapatos, los rostros de los políticos, funcionarios o empresarios corruptos. Todo esto nos puede provocar asco, y sentirlo cumple una función: alejarnos de lo que lo provoca, determinando así nuestro comportamiento, nuestras relaciones y algunas acciones.

Están coqueteando con el gobierno republicano del Norte, porque no les han puesto la atención que ellos creían les iban a dar.

Darwin fue el que inició el estudio del asco, una de las emociones humanas básicas, pero quizás la menos nombrada y estudiada. Hace casi dos siglos, mientras él comía un pedazo de carne, un “salvaje desnudo” se le acercó y tocó su comida, mostrando asco por la sensación que sintió. El científico, a su vez, hizo un gesto de asco al ver que el otro había puesto sus manos en lo que él comía y, por supuesto, dejó de comer y quiso saber de qué iba eso del asco. Fue entonces cuando empezó a teorizar al respecto y, desde 1960, Paul Rozin es quien más ha estudiado esta emoción necesaria y presente en nuestras vidas.

Todo esto, para decir que no puedo dejar de sentir asco por ciertos hechos y especímenes mafiosos y corruptos que juegan hoy en la cancha política del país. Hace una semana se dio la captura de Luis Pacheco y Manuel Chaclán, hoy ligados a proceso por “terrorismo”, debido a su presencia en las protestas de 2023. Más clara evidencia de una criminalización de la protesta social, imposible. No hay motivos razonables ni argumentos sólidos para la captura de estos líderes indígenas y, al contrario, parece que esto se suma a una intención del pacto de corruptos de deslegitimar la protesta que los pueblos originarios lideraron por 106 días en 2023, al mismo tiempo que siguen repitiendo la mentira (“una mentira que se repite muchas veces, puede llegar a hacerse verdad”) de que hubo fraude en las pasadas elecciones y que la cooperación financió esas protestas, particularmente la Usaid del gobierno demócrata. Están coqueteando con el gobierno republicano del Norte, porque no les han puesto la atención que ellos creían les iban a dar. 

Buscan distraernos de los argumentos de fondo: las cinco elecciones importantísimas que vienen en 2026 (MP, TSE, Usac, CGC, CC) cuyos resultados pueden ser diametralmente opuestos con Bernardo Arévalo en el poder y con alguien que opere para los corruptos. A los corruptos les conviene tener a alguien que tenga la cola machucada, como ellos, o que sepa operar obedientemente, a partir de esos códigos. Todo va en la misma línea: las capturas, la narrativa falseada, los mismos jueces comprados, los netcenteros poniéndole carbón a la locomotora, los casos fabricados a la medida de la maldad, la justicia vendida a la corrupción y el miedo del pacto de corruptos.

Además, con el caso de Pacheco y Chaclán  se puso en evidencia un racismo que va generando una mayor indignación: los mandan de una vez al preventivo. Estamos viendo una reacción social que vuelve a encenderse y que contrasta con la tibieza y la falta de “timing” del gobierno actual que, además, tiene pocas salidas institucionales. Anteayer, un intento de golpe legislativo se hizo más que evidente, no solo por sus mecanismos, sino por sus protagonistas, que fueron casi los mismos que quisieron impedir que Bernardo Arévalo llegara al poder y para ello ofrecieron “caletitas de a millón”. Ahora, esos corruptos que no siempre llegan a trabajar, se alinearon para intentar tomar el control de la Junta Directiva, las comisiones y la Sesión Plenaria del Congreso. Asco. 

Si el terrorismo se define como el uso de la violencia para causar terror y obtener objetivos políticos, económicos o sociales, yo me pregunto si lo que estamos viendo de parte del pacto de corruptos no es terrorismo de Estado, cuando claramente busca generar miedo, desestabilización e intimidar a ciertos grupos. Lástima que la justicia está en las manos equivocadas.

ESCRITO POR:
Carolina Escobar Sarti
Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.