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El comediante que nos hizo llorar como presidente
Para muchos analistas, Jimmy Morales ha sido el peor presidente que ha habido desde el inicio de la época democrática en el país. Este cómico aprendiz de presidente hizo llorar a toda la ciudadanía con su antipatía, terquedad, estulticia y cinismo. Resultó una amalgama de todos sus antecesores, reuniendo los defectos de cada uno de ellos, corregidos y aumentados.
' El cómico que nos hizo llorar como presidente mantuvo a Guatemala en un escenario histriónico alrededor de sus actos y mentiras.
Brenda Sanchinelli
Según un estudio realizado en los últimos meses del año pasado por la encuestadora internacional Consulta Mitofsky, afirman que el presidente Morales es uno de los peores evaluados en el estudio de aprobación ciudadana, ocupando el lugar 17 de los 18 presidentes evaluados en América, seguido únicamente por Nicolás Maduro, de Venezuela.
Y así como toda su vida fue un mediocre y mal cómico, fue un total fracaso y fiasco como presidente. Cuando le vendió a la gente ese su lema de “Ni corrupto ni ladrón” y le creyeron empezó el mayor deterioro institucional y retroceso que hemos tenido desde hace 34 años. El nefasto saldo de su gobierno es negativo.
A pesar de haber recibido el mayor apoyo ciudadano, provocado por el desencanto de los políticos tradicionales que necesitaban un rostro fresco y diferente, fue incapaz de solucionar siquiera uno de los problemas del país, para enfocar toda su atención y energía en expulsar a la Cicig, convirtiéndose en uno de los principales cabecillas de esta titánica misión, con la que le hizo un daño irreparable al país, provocando un terrible retroceso en los avances que se habían logrado en la justicia y la lucha contra la corrupción. Todo por tapar sus trapos sucios y los de su familia, para evadir el peso de la justicia.
El cómico sin gracia creó una inestabilidad social y política sin precedentes, una lucha de clases e ideologías que hizo arder no solo las redes sociales, sino que se vio reflejada también en una crisis económica de las peores que se han vivido en la época moderna.
Defendió a los corruptos y ladrones que estaban en prisión y hoy, gracias a sus buenos oficios, están a punto de salir libres. Hoy tiene a los diputados corruptos más empoderados que nunca, los patos tirándoles a las escopetas. Por su culpa, el hormiguero de la corrupción está
superalborotado, se han vuelto a reconfigurar las estructuras del mal para hacerse aún más fuertes que antes.
Después de su mediocre gestión y sus desaciertos inadmisibles, Morales nos deja un Estado abandonado y en quiebra. El cómico que nos hizo llorar será recordado siempre por no haber atendido la infraestructura, la salud, la educación y la pobreza, y por haberse dedicado únicamente a protagonizar grandes escándalos, no solo dentro del país, sino a nivel internacional. Nadie podrá olvidar sus confrontativos y venenosos discursos ante la ONU para desprestigiar a la Cicig. La imagen del país está por los suelos y muchos gobiernos extranjeros advierten a sus ciudadanos de no visitar Guatemala, gracias a su mediación. El cómico sin gracia para ser presidente mantuvo a Guatemala en un escenario histriónico alrededor de sus actos y mentiras.
Gracias a Dios su tiempo ya se agotó, la pesadilla terminó y Morales, además de pasar a ser solo un mal recuerdo, deberá enfrentar las consecuencias de sus actos. Al cómico que hizo llorar como presidente a la gente más pobre del país, a partir del 14 de enero, se le bajarán los humos, será un mortal más al que ni siquiera “sus amigos” le darán los buenos días, porque ya no les es útil. Esperemos que no se refugie en el Parlacén para evadir su responsabilidad y que enfrente a la justicia de la cual se estuvo burlando por cuatro años en los cuales cometió muchos delitos y tendrá que dar cuentas.