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El fiambre, una tradición 100% guatemalteca

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Todos recordamos con nostalgia los buenos momentos de nuestra infancia, cuando esperábamos con ansias el delicioso fiambre. Tradicionalmente un platillo realizado en casa, que necesitaba varios días para cocinarlo, todo un ritual de preparación, y no existía la posibilidad de comprarlo en un supermercado o delicatesen. Hoy las cosas han cambiado, podría decirse que a los jóvenes ya ni siquiera les gusta tanto, como a quienes tenemos cierta edad.

' Ese sabor tan especial del fiambre me recuerda los momentos más felices de mi vida en familia.

Brenda Sanchinelli

Toda su elaboración requería un riguroso protocolo, desde ir al mercado y hacer las compras con suficiente antelación, hasta la propia elaboración del fiambre en la cocina de mamá, que desde días antes empezaba a picar todas esas legumbres en la vieja tabla de la abuela. Recuerdo que pasábamos con mis hermanos corriendo por la cocina, asaltando la refrigeradora para robar algunos embutidos previamente al festín del mediodía, y la forma como mi madre se enojaba y nos regañaba, diciendo que no metiéramos las manos sucias en los platos. ¡Qué tiempos alegres eran aquellos!

Aquel exquisito olor que inundaba con su aroma toda mi casa era sinónimo de felicidad, de aquellos momentos cuando nos reuníamos toda la familia alrededor de la mesa a compartir ese delicioso platillo, mezcla de varios quesos, embutidos, legumbres y aderezos, lo que le da un gusto tan particular y que hace de esta comida un sabor muy guatemalteco.

Eso justamente es lo que la hace una buena ocasión para compartirla con nuestros seres queridos, y también para recordar a los que ya no están con nosotros, que se nos han adelantado en ese camino a la eternidad. Cómo se extraña al comer el fiambre a quienes ya no están sentados en esa gran mesa y que le daban ese sabor tan humano y de familia a ese exquisito platillo.

Todo esto me hace pensar en la similitud que tiene el fiambre con una persona. Este platillo tiene más o menos 50 ingredientes muy diferentes, unos con un sabor muy suave, que son beneficiosos para el cuerpo humano, pero también contiene otros muy saturados de grasa que hacen daño al organismo; otros neutro, que no hacen ni bien ni mal, pero justamente esta disparidad es la que hace al platillo muy sabroso, único y tan apetecible para cualquier paladar. Tanto, que puede comerse por varios días, y muchas veces entre más añejo, mejor sabor. Como dijo el poeta cubano José Martí al referirse al fiambre, catalogándolo como un plato “ecléctico”.

Así mismo es un ser humano, con pensamientos, emociones, sensaciones e ideas que lo hacen ser bueno y positivo, pero también otros sentimientos y acciones negativas que le dan el toque perverso y malo. Al final y con el paso del tiempo, en base a las buenas y malas experiencias, adquiere esa madurez e inteligencia emocional que lo hacen más interesante y atractivo para los demás.

Este platillo, más allá del aspecto gastronómico, es un medio de unión familiar entre vivos y muertos. Esta celebración es muy especial para muchas familias guatemaltecas que tienen la oportunidad de sentarse a compartir esos grandes momentos: mamá y papá, los abuelitos, hijos, hermanos, primos y tíos. Todos, sentados alrededor de una mesa, son un fiambre en sí; diversos caracteres y personalidades, individuos únicos que son importantes para conformar ese núcleo que es la base de nuestra sociedad, nuestra cultura y nuestras tradiciones. Por eso debe disfrutarse al máximo, en un ambiente de alegría y paz, porque el próximo año quizás ya no esté sentado en esa gran mesa uno de nosotros.

Por eso y más, el fiambre fue declarado en el 2019 Patrimonio Cultural Intangible de la Nación. Una gran noticia por lo que representa este platillo para las familias guatemaltecas y las nuevas generaciones.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.