DE MIS NOTAS

El Mirador, sin licencia

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Tengo incontables memorias del Mirador, muchas de maravillosas experiencias vividas, otras de trago amargo como consecuencia de las complejidades operativas y políticas encontradas a lo largo de los últimos 15 años para poder continuar, año con año, con esta monumental obra de exploración científica, a través de Apanac (Asociación de Amigos del Patrimonio Natural y Cultural ), entidad creada hace ya casi dos décadas para apoyar los proyectos de exploración arqueológica del Dr. Richard Hansen. Últimamente, la cuesta no solo se ha hecho empinada, sino de un impedimento cuasi vertical.

El problema deviene de una muy bien orquestada estrategia de desinformación iniciada y dirigida hace más de dos años por el arqueólogo Estrada Belli en contra de Hansen y todo lo que ha hecho. La toxicidad mediática de Estrada Belli es de una magnitud avasalladora. Estrada Belli no está solo. Evidencia tener detrás a expertos en manipular marionetas.

' Tiene ante sí una decisión histórica: darle credibilidad a 30 años de históricos avances o darle crédito a la desinformación.

Alfred Kaltschmitt

Recibí copia de una carta escrita por varios exministros de Cultura y Deportes —que en su momento, y en virtud de sus cargos, fueron responsables de las investigación arqueológica—, en la que firman también los diputados que conforman el Frente Parlamentario pro-Mirador en el Congreso. Es una carta en respuesta a un artículo, que, en su opinión, es “malicioso, difamatorio, de modesta calidad académica escrito por Francisco Estrada-Belli. El artículo de marras, titulado Twenty-First Century Colonialism in Maya Archeology, expresa una tendenciosa opinión “ideológica” y “política”, la cual, en base a nuestro conocimiento y experiencia, carece de los méritos y fundamentos académicos necesarios para ser tomada en cuenta con seriedad. Califican la carta más como la “afirmación de un militante marxista, que la opinión de un arqueólogo serio; convertido en un activista político, dedicado a desprestigiar y eventualmente destruir nuestro patrimonio cultural y natural, con trasnochadas aseveraciones que carecen de fundamento científico alguno, sobre todo cuando nos referimos al área norte del Departamento de Peten”.

Por falta de espacio no entraré en detallar cómo los exministros de Cultura destrozan con una argumentación rigurosa e irrebatible las falacias ad hominem de Estrada Belli. Basta decir que, de alguna manera, lamentablemente han logrado crear un ambiente poco propicio para la renovación de la licencia de exploración arqueológica que durante más de 30 años se ha venido haciendo sin problema, y que hoy, por razones desconocidas, el presidente Giammattei aún no ha autoriza. No se escucha la palabra urgencia.

Viene a mi memoria la última vez que estuve en el Mirador. El chisporroteo del fuego, el canto de grillos, gorgojeos de aves anidando, el viento silbando en las copas de los árboles y la cacofonía sempiterna de los monos aulladores. Cerré los ojos para recrear la visita que habíamos hecho apenas una hora antes a la pirámide de la Danta para ver la caída del sol desde su cúspide. Después de tantos viajes se había vuelto una ceremonia mística.

Mientras el sol iba perdiéndose en el horizonte y aún alumbraba de dorado la vasta selva y los picos de las pirámides de Nakbe y El Tintal, allá a lo lejos, me alejé unos metros de mis compañeros para sentarme en las gradas del lado oeste y cerrar los ojos; y aspirar el viento con olor de selva primigenia. Y sentir los espíritus de ese pueblo heroico levantando esta obra monumental roca a roca hasta el lugar en donde estaba yo sentado. Y por un momento pude ver el reino Kan en todo su esplendor, reyes y reinas, obreros y guerreros, agricultores y artesanos deambulando aquí, cerca de mí, quemando incienso y orando a Dios.

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.