CABLE A TIERRA
El rastro mortal de la pandemia
El exceso de mortalidad es un indicador epidemiológico que ayuda a visualizar el impacto de un evento extraordinario, como lo es esta pandemia, sobre el bienestar de la población. Tiene la ventaja de que se calcula a partir de los datos de los registros nacionales de defunciones, y no solamente lo que reporta oficialmente el sistema de salud. Es particularmente relevante, pues Guatemala no tiene cobertura universal de servicios de salud, la capacidad de respuesta del MSPAS frente a la pandemia y para mantener sus programas regulares ha sido limitada y no se ha garantizado nunca el acceso universal al testeo para covid-19. Es más, el testeo realizado ha sido, también, profundamente desigual.
A pesar de ello, se exige contar con una prueba positiva para el virus, para que el MSPAS considere un fallecimiento como ocurrido por covid-19. Es decir, de facto, se crea un subregistro, el cual se intenta compensar con el monitoreo del exceso de mortalidad. Cabe destacar que este monitoreo se está haciendo en todo el mundo, pues todos los sistemas de salud, en distintos gradientes, han tenido limitaciones para registrar todos los casos y fallecimientos por covid-19 o bien, los ocurridos por otras causas durante la pandemia.
' 49,591 muertes en exceso van a noviembre del 2021.
Karin Slowing
En esta última actualización que ha hecho el LaboratorioDeDatosGT, cubre lo ocurrido en el país durante las 77 semanas continuas que ha habido exceso de mortalidad. Solo durante el 2021, al 13 de noviembre 2021, se registraron ya 105,317 muertes por cualquier causa en Guatemala. Un dato sin precedente reciente, pues no se habían superado las cien mil defunciones anuales, al menos desde el 2015. El promedio de defunciones anuales 2015-2019 ha sido de 83,787.
El análisis muestra que hubo al menos 49,591 muertes más que las esperadas. Esto representa un exceso porcentual de 43%. Además, el dato de exceso de mortalidad a noviembre 2021 había superado en 60 puntos el que ocurrió en el 2020. Una potente evidencia del poderoso efecto que tuvo la combinación de la infección por la variante delta, con la falta de preparación efectiva de la red de servicios de salud para enfrentar las formas graves de la enfermedad y, posiblemente, por el retrasado y lento inicio de la vacunación en el país.
Ha habido un efecto diferenciado en la mortalidad, afectando principalmente a los hombres, a las personas a partir de los 40 años de edad y a la gente mestiza/ladina. Detrás de la mayor mortalidad de los hombres pueden subyacer factores de tipo biológico/genético que eleven su riesgo, pero pensamos que pesan también, y principalmente, factores socioculturales, como su mayor exposición e interacción pública, por su dinámica y rol social/laboral; su rol de género, que les hace proclives a tener menor conciencia del nivel de riesgo al que pueden estar expuestos, así como a buscar atención médica más tardíamente (no es de “machitos”). También puede haber hechos epidemiológicos, como una mayor presencia de comorbilidades.
Se reporta también mayor mortalidad en la población mestiza/ladina, pues es la que preeminentemente se encuentra concentrada en espacios urbanos, que han sido también donde ha habido más casos y, sobre todo, más acceso a testeo y atención médica. Sin embargo, por la falta de acciones para evitar la progresión de la transmisión comunitaria, en 2021 todos los departamentos, con excepción de Alta Verapaz, registraron exceso de mortalidad. Este no fue el caso en 2020, cuando solo Guatemala, Escuintla, Izabal, Quetzaltenango, Retalhuleu, Sacatepéquez y Totonicapán registraron exceso de muertes. El estudio completo puede descargarse en la página web https://labdedatosgt.com/