PUNTO DE ENCUENTRO

Elecciones: el siguiente escalón de la crisis

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Se había anunciado: este proceso electoral sería la siguiente fase de la crisis. Y así fue. Se desató la tempestad. Las nubes grises que marcaron los meses previos al día de la elección ya auguraban el aguacero. Y aquí estamos, metidos en un embrollo de pronóstico reservado.

El barco hace agua por todos lados y ni los magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) ni su entorno cercano le atinan a cómo hacer para retomar el rumbo. Cada presentación pública que realizan abona al desconcierto. No saben cómo comunicar y no terminan de explicar de forma comprensible lo ocurrido con el escrutinio de votos, ni de asumir su responsabilidad sobre los errores y la ruta para subsanarlos, que sería la mejor manera de hacerle frente a los rumores y a la desinformación que las redes mafiosas están echando a andar para generar el caos.

' Se advertía la intención del gobierno de consolidar la regresión pudriendo el proceso electoral.

Marielos Monzón

El comunicado que publicaron es un galimatías y los exabruptos de magistrados y funcionarios del ente electoral —que han sido varios— no solo no ayudan, sino empeoran el panorama. Los viejos zorros de la política criolla y los titiriteros de los aparatos de inteligencia, los aprovechan sin desperdicio. Han sido actores externos al TSE los que se han dado a la tarea de informar para hacerle frente a la maquinaria que siembra la confusión y exacerba los miedos. La pregunta clave en este momento es quién o quiénes están interesados en que el caos reine para salir ganando.

Ya hacía meses que se advertía la intención del gobierno de consolidar la regresión autoritaria suspendiendo la elección o pudriendo el proceso electoral. Un incesante cabildeo en Washington —como lo hicieron en su momento para quitarse de encima a la Cicig— se venía gestando y tomó forma en las últimas semanas.

El equivalente a lo que fue el traslado de la Embajada de Guatemala a Jerusalén es hoy la demencial idea de convertirnos en el “tercer país seguro”. Esa es la moneda de cambio a la que están jugando Jimmy Morales y sus secuaces para enraizarse en el poder y consolidar la regresión. Recordemos además que se viene la elección a las cortes y que negociar impunidad será el eje transversal de todo el proceso.

El escenario hondureño, que alguna vez veíamos tan lejano, está tomando forma, y si logran la venia de los gringos, Jimmy y sus aliados van a proceder. Convertirán a este país en una enorme cárcel para migrantes, generando una crisis humanitaria sin precedentes, con el único interés de salvarse ellos y sus mafias. Así de ruin, así de deplorable.

Está clarísimo que el sistema político-electoral colapsó y que su captura nos ha llevado a la cooptación del Estado. Está claro también que el fraude electoral en Guatemala no se consuma en las urnas, como sí ocurría durante las dictaduras. El chanchullo está en el financiamiento electoral ilícito y no reportado, en el clientelismo y el caudillismo, en la compra de votos, en los acarreos, en las mafias disfrazadas de partidos políticos, en la utilización de recursos para la compra de voluntades y en la infiltración de los órganos de fiscalización y control, así como en la captura del sistema de justicia por la vía del fallido modelo de comisiones de postulación. Es innegable y lo hemos dicho hasta el cansancio.

Pero todo eso no se arregla con un manotazo autoritario de un cómico devenido en presidente, al que las mafias le han sabido tejer una estrategia de inteligencia desde los cuartos oscuros de poder.

Reconozco la legitimidad de las voces y trayectorias de lucha de quienes están genuinamente interesados en el rescate de la democracia y en que se termine de una vez y por todas con la captura de nuestro sistema político y con la cooptación del Estado. La claridad que se necesita en este momento aciago es cómo no tirar al niño junto con el agua sucia de la bañera.

ESCRITO POR:

Marielos Monzón

Periodista y comunicadora social. Conductora de radio y televisión. Coordinadora general de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP). Fundadora de la Red Centroamericana de Periodistas e integrante del colectivo No Nos Callarán.