PLUMA INVITADA

Empoderamiento económico: subir la barra del crecimiento sostenible e inclusivo

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El crecimiento, la inclusión y la sostenibilidad están interrelacionados y a menudo se complementan para elevar el nivel de vida y lograr un mundo más verde; sin embargo, a veces estas dimensiones se mueven en direcciones distintas.

' Un mayor crecimiento y una mayor innovación podrían hacer que unos 600 millones de personas salieran de la pobreza.

Carlos Buitrago

Una reciente investigación realizada por McKinsey Global Institute (MGI), examina los aspectos económicos de abordar tanto la pobreza como el cambio climático de forma decisiva, las compensaciones que ello implica y la estimación de progreso alcanzable hasta el año 2030. Aquí comparto las reflexiones principales.

El empoderamiento económico mejora los niveles de vida: La línea de extrema pobreza fijada por el Banco Mundial se actualizó recientemente de $1,90 a $2,15 por persona por día (en términos de paridad de poder adquisitivo, o PPP). Cuando las personas logran obtener ingresos superiores a esta línea, muchas dimensiones mejoran como consecuencia, incluyendo la reducción de mortalidad infantil, incremento de esperanza de vida, incremento años de educación e inclusión digital y financiera.

El concepto de empoderamiento económico descrito en esta investigación asegura que todos tengan los medios para acceder a toda la gama de elementos básicos. Cerca de 4,700 millones de personas (aproximadamente 60% de la población mundial) aún no se encuentran totalmente empoderadas en términos económicos. Aunque gran parte de esta población pertenece a países de ingresos medios y bajos, más de 300 millones de personas provenientes de países de ingresos altos tampoco han logrado cubrir totalmente sus necesidades a pesar de no encontrarse en situaciones de pobreza extrema.

Lograr el empoderamiento universal para 2030 implicaría impulsar el consumo acumulado de estos 4,700 millones de personas en todo el mundo en una suma cercana a los 37 mil millones de dólares que representan la brecha de empoderamiento económico.

El empoderamiento y la transición neta-cero se afectan entre sí y algunas tensiones necesitarían ser gestionadas: Un mayor crecimiento económico incrementa la necesidad de financiamiento para la transición al carbono neutro, si se considera la relación histórica del crecimiento con la producción y el consumo de productos con uso intensivo de energía y emisiones.

En el plazo fijado para 2030, la brecha de empoderamiento global equivaldría a cerca del 4 por ciento del PIB mundial en promedio anual. En las regiones de altos ingresos, el requerimiento equivale a solo el 1 por ciento del PIB, pero en las regiones en desarrollo como Latinoamérica, el punto de partida es más difícil para alcanzar ya que requería un valor cercano al 7 por ciento del PIB.

El crecimiento y la innovación podrían ser los principales impulsores del empoderamiento económico. La innovación a escala es crítica. Centrarse incesantemente en el desarrollo de la tecnología es una de las claves para alcanzar el cero neto y reducir el precio asociado con ello. Las recientes y significativas caídas de los costos de la energía eólica y solar son motivos de esperanza. Cuanto más rápido ocurra, menor será el riesgo de que los hogares enfrenten mayores costos de energía.

Por el lado de la inclusión, la innovación y la adopción de tecnología generan demanda de mayores habilidades y mejores empleos. Las empresas tienen un rol crítico. Alrededor de la mitad de los ingresos vitalicios de los trabajadores se deben a la construcción de habilidades a través de la experiencia laboral y el aprendizaje en el trabajo; esta dinámica es especialmente importante para aquellos sin credenciales educativas que comienzan en trabajos de bajos salarios. Las empresas pueden volverse más productivas acelerando ese proceso, pero el perfeccionamiento de las aptitudes no se produce sin un esfuerzo intencional.

Cerca del 10 por ciento de los trabajadores con habilidades bajas y medias podrían ver un aumento de sus salarios si estuvieran preparados para asumir puestos de trabajo con mejores habilidades para 2030 en respuesta a la tecnología, oportunidades de crecimiento específicas del sector y otras tendencias.

Nos acercamos a un momento decisivo: Para las economías en desarrollo, las perspectivas de que más personas salgan de la pobreza están vinculadas a su capacidad para crecer. Esos países tendrían que redoblar sus esfuerzos en materia de productividad, desarrollo de aptitudes y adelantos tecnológicos. También, pueden necesitar reformas institucionales, desde marcos jurídicos más claros para los derechos de propiedad hasta una supervisión más estricta que impida las fugas de gasto público.

La ventaja es convincente: un mayor crecimiento y una mayor innovación podrían hacer que unos 600 millones de personas salieran de la pobreza, dando pasos importantes en su camino hacia el empoderamiento económico total. El tamaño del desafío no es una razón para la renuncia; es un llamado para que todos pongan manos a la obra y trabajen en lo que se puede hacer hoy.

 

*Socio y Office Manager de McKinsey Ecuador

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