SIN FRONTERAS

En tiempos de banderas blancas

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Fue la de una pareja, asumo que de esposos, la imagen que me dejó quieta la cabeza por primera vez en esta increíble realidad. Parados, en una esquina de Los Próceres, esperando a que diera rojo el semáforo que colgaba sobre de ellos. Algo era diferente a lo cotidiano. Esta no es ciudad donde ya sorprenda ver humanos mendigando. Pero algo me dijo, en ese escaso momento que los pude ver mientras me conducía en moto, que este era el primer día que esa pareja salía a la calle a mendigar. Sus vestidos aún demasiado limpios para quien lleva semanas en la calle. Su rótulo, de cartulina de librería, decía algo así como “Ayúdenos. No tenemos trabajo, tenemos familia”. Aún se les veía cierta fortaleza de espíritu. Porque, supongo, ese ha de irse carcomiendo cada día que se extiende la palma para pedir dinero. Platicaban entre sí. Percibí que aún sentían vergüenza.

Una realidad paralela se apodera de la ciudad donde circulo. A las calles de la capital de Guatemala están saliendo personas que hace dos meses tuvieron trabajo, ahora a mendigar para la comida y las necesidades inminentes. Luz, agua, teléfonos, medicinas. Es totalmente creíble. El virus nos ha encerrado, y sabemos cuánta gente vive sin ahorros y al día. Es más, cuánta de la población vive endeudada, con la esperanza de lo que saca de su trabajo. Insisto, nuestros semáforos han sido eternas sedes para los que están desamparados. Pero hoy es como si pudiéramos ver con los ojos cómo guatemaltecos de una clase económica más media están cruzando esa línea que los chupa hacia la pobreza extrema. El sombrío panorama causa compasión.

' Siempre se ha visto pobreza. Pero ahora se suma una nueva capa ancha de la sociedad.

Pedro Pablo Solares

Pasaron dos semanas desde que vi esa escena. He tratado de mantenerme en casa. La pasada y la anterior, prácticamente me quedé encerrado. Pero tocó salir de nuevo este lunes recién pasado. Y fue ahí cuando golpeó nuevamente esa paralela realidad, esa distopía, esa pesadilla viviente, que se está desarrollando. Decenas de personas ondeando trapos blancos en barrios más residenciales. Lo había visto en las noticias, pero presenciarlo en vivo me dejó perplejo. Nuevamente, guatemaltecos que dan la apariencia de que nunca antes se habían atrevido a mendigar. De unos 14 años de edad, el niño que pasó junto a mi moto, era educado y vivaz. Le vi espontánea felicidad cuando recibía las monedas en su mano. Corriendo y sonriendo, se fue como a contarle a una señora que esperaba el rojo en la otra esquina. Supongo que la señora era su mamá.

Estos son tiempos de compasión. Si la solidaridad y la hermandad hacia quien sufre no surge en este momento, posiblemente jamás lo hará. Esfuerzos estoicos y conscientes como los del pequeño local Rayuela, en la sexta avenida de la zona 1, que administran y regalan más de mil platos diarios, ameritan el apoyo ciudadano, la protección de las autoridades y de todos, un aplauso infinito. Son varios los esfuerzos individuales que se han visto unirse a ese ejemplo. Pero increíblemente denuncian que en vez de ser apoyados están siendo acosados e intimidados por políticos y policía.

Corresponde a la Presidencia asumir un liderazgo creíble en estos tiempos de banderas blancas. Una presidencia que recién toma posesión, pero que se le ve ligada a poderes tradicionales. Negar que las familias se han quedado hasta sin qué comer, será un paso en falso del poder local. Esas clases trabajadoras y populares los han apoyado con el voto, y hoy son los más afectados. Siempre se ha visto pobreza. Pero ahora se suma una nueva capa ancha de la sociedad. Esta semana, negocios tradicionales anuncian cierres indefinidos. Si ellos quiebran, ¿cómo no creer que las enclenques economías familiares han quebrado también? Las parejas están saliendo por primer día a mendigar. En su desesperación, quién sabe a qué serán empujadas en unas semanas, si esto sigue igual.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.