REGISTRO AKÁSICO

Fallece un eximio guatemalteco

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Jorge Mario García Laguardia, *1931 + 2021, era un caballero con la gentileza del hombre de bien. Provenía de una familia antigüeña de maestros. Su padre, en el gobierno de Árbenz, fue ministro de Educación. Mardoqueo García Asturias fue encarcelado por escribir artículos de prensa donde se oponía a la militarización de la educación por parte del tirano Jorge Ubico.

Con la caída del gobierno constitucional en 1954, debida a la intervención de EUA, Jorge Mario y familia se exilaron en la ciudad de México. Era un reconocido articulista en revistas estudiantiles críticas al gobierno. Ingresó en la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), y obtuvo el doctorado en Derecho Constitucional. En la década de 1960, volvió al país y se integró como profesor de la Usac. Se le encargó organizar las clases de ciencia política, tanto en Estudios Generales como en la Facultad de Derecho. Las impartía con gran amenidad, pues era un orador fino y preciso. Sus alumnos apreciaban la prescripción de textos de la filosofía clásica y de autores contemporáneos como Marcel Prelot, David Easton, R. H. S. Crossman, entre otros. El debate sobre Maquiavelo provocaba grandes discusiones entre los estudiantes. La embajada italiana patrocinó la presencia de especialistas para colaborar en la profundización de los temas, en atención a sus estudios doctorales en Ciencia Política, que realizaba en la Universidad de Florencia.

' Antes que erudito y jurista, se encontraba su don de gentes y compromiso patriótico sin límite.

Antonio Mosquera Aguilar

García Laguardia se integró en un equipo de la Facultad de Derecho para fundar la escuela de Ciencia Política, formado por Josef Thesing, representante de la Fundación Konrad Adenauer, Carlos Guzmán Böckler, Isaac Cohen Orantes y Arturo Fajardo. Se sumó después Jean Loup Herbert, cooperante francés. Los nacionales se encontraban realizando la investigación de tesis de estudios de posgrado en universidades extranjeras, cuyos doctorados obtuvieron en esos años.

Los estudiantes nos sentíamos contentos por la calidad de los maestros, cuando además de lo tratado en clase leíamos los textos sobre la Constitución de Cádiz, de su autoría. Al final de la década de 1970, los asesinatos de los profesores universitarios, en especial de Adolfo Mijangos López, determinaron un nuevo exilio en México. Su producción científica no cesó, ilustrando sobre el proceso constitucional republicano posterior a la independencia.

El hogar de Jorge Mario se encontraba en el condominio llamado el Altillo, donde con su esposa, Emilia Fratta, atendían con la hospitalidad más cálida a los connacionales que acudían a consultarlo y a presentarle sus respetos. También se le encontraba en su oficina de la Unam, con gran estima de sus colegas mexicanos. Después de jubilarse fue nombrado director ejecutivo del Centro Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral (Capel), en coincidencia con la finalización del ciclo de guerras revolucionarias en Centroamérica. Su análisis político siempre fue perspicaz y evitaba sesgos sin fundamento. De esa cuenta colaboró en mejorar la calidad del liderazgo en el istmo.

En 1992 fue presidente de la Corte de Constitucionalidad. El 1 de julio de 1993 fue nombrado procurador de los Derechos Humanos, organizando con seriedad las materias bajo amparo de la oficina. No buscó el protagonismo fácil, ni la intromisión en asuntos políticos de poca monta. Sus escritos para fundamentar la actividad de protección a los derechos humanos eran motivo de atención y estudio por parte de expertos y juristas, nacionales y extranjeros.

Sinceras condolencias para su esposa, Emilia, a sus hijos Eréndira, Anaité, Jorge Mario y familiares.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.