ALEPH

Gota a gota

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“El mecanismo de los ‘gota a gota’ es sencillo: se presta de inmediato y sin garantías a una tasa de interés que excede ampliamente la usura (entre 20 y 40% mensual), y se cobra violentamente si el beneficiario no cumple los plazos pactados” (https://portafolio.co). En esta nueva modalidad de prestar dinero rápido en Guatemala y otros países de la región, las tasas de interés que se imponen a quienes solicitan ese dinero pueden llegar incluso a un 280 por ciento. Y los cobros son, generalmente, diarios.

' Diez países del continente se han pronunciado, de manera conjunta, en contra del modelo “gota a gota” o “cobrodiario”.

Carolina Escobar Sarti

Esta otra forma de extorsionar a la gente y lavar dinero se originó en Colombia, y es el éxodo de personas colombianas a diversos países de América Latina lo que ha generado la exportación de este “negocio” de préstamos informales a toda la región. De México a Guatemala y de allí a Panamá (donde ya está en alerta el Sistema Nacional Integrado de Estadísticas Criminales), así como de Colombia a Chile, está ya muy presente el “gota a gota” en toda la región latinoamericana. Lo que comienza a hablarse como un hecho lamentable es que, la mayoría de las veces, las personas que piden ese dinero prestado a tan alta tasa terminan muertas. Quienes cobran generalmente sirven a patrones que nunca llegan a conocer y, además de las constantes llamadas diarias, pasan a recoger los montos definidos en sus motos. “A veces toca aplicar métodos”, dice uno de estos cobradores.

Uno de los mayores problemas de esta modalidad es que la ciudadanía, en general, y la que necesita el dinero, en particular, no tiene ninguna o tiene muy poca educación financiera. Le tenemos miedo a hablar de dinero y más a manejarlo, porque carecemos de formación en este rubro. Esto hace que muchos no proyecten la enorme cantidad que tendrán que pagar al sumar el monto diario. Es común que no lo logren y por ello pierdan la vida asesinados, o por la vía de un desesperado suicidio. Sienten lo mismo que sienten quienes son acosados por los cobradores de las empresas de tarjetas de crédito, mientras acumulan angustia y acoso.

Según el artículo de Portafolio, “no es sencillo precisar la dimensión del negocio. Estimativos de las autoridades indican que solo en Colombia esta modalidad mueve unos 2.500 millones de pesos diarios, 1.000 de ellos solo en Bogotá. En el resto del continente ya se habla de más de 100.000 deudores. (…) Durante los últimos cinco años, el negocio se ha extendido a otros países mediante redes que tienen sus bases en Bogotá, Medellín, Barranquilla, el Eje Cafetalero y Cali”.

Los “gota a gota” están bien organizados y articulados con el narcotráfico y el crimen organizado, porque por medio de esta actividad también lavan dinero. Se dice incluso que, cuando el deudor no puede pagar, le ofrecen la opción de transportar droga para saldar su deuda. Además, no tienen competencia, porque las tasas de los préstamos bancarios son altísimas e impagables para una inmensa mayoría en nuestros países (mientras que los intereses que podríamos recibir si decidimos ahorrar en esos mismos bancos son bajísimos). ¿Qué pasaría si en nuestros países corruptos y hambreados se otorgaran desde los bancos créditos de bajo monto y sin tantos obstáculos que ayudaran a la gente e impidieran este tipo de redes de negocios de usura criminal? El “gota a gota” no funciona porque sea un buen negocio para los deudores, funciona porque cada vez más personas necesitan dinero rápido y sin tanta burocracia.

Diez países del continente se han pronunciado, de manera conjunta, en contra del modelo “gota a gota” o “cobrodiario”. Esta forma exprés de usura ha provocado ya demasiada violencia, trata de personas, asesinatos, torturas, narcotráfico y dolor. Hay que cuestionar de fondo un modelo económico que permite la generación de formas perversas de ofrecer satisfacción inmediata, mientras pone en riesgo tantas vidas.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.