CON OTRA MIRADA
Hechos recientes en el mundo cultural
La cristiandad tiene entre sus ciclos el de la Cuaresma, Semana Santa y la actual Pascua. Guatemala se distingue por la fastuosa conmemoración de la Semana Santa en la que destacan sus cortejos procesionales acompañados de bandas de viento y percusión, junto al amplio repertorio de marchas fúnebres. Maravillan, igualmente, las alfombras de aserrín multicolor, flores, frutas y verduras; obra de arte efímero que implica largas horas de preparación, para luego desaparecer bajo los pies de fieles cargadores de las imágenes del Nazareno o del Sepultado, como expresión del patrimonio cultural intangible.
El Lunes Santo (15Ab2019) el mundo se conmovió con el incendio de los techos de Nuestra Señora de París, al parecer por un accidente durante los trabajos de conservación en la base de la aguja de 90 metros, que el arquitecto Viollet-le-Duc agregó al templo medieval durante su restauración en el siglo XIX. Fuimos testigos del avance del siniestro y los esfuerzos por apagar el fuego, sin que el intento fuera más dañino que las mismas llamas, hasta el momento dramático en que la icónica aguja colapsó, rompiendo las apuntadas y nervadas bóvedas de piedra que definen el exquisito espacio arquitectónico.
Ese hecho antecedió la celebración del Día Internacional de los Monumentos y Sitios, que en 1982 el Comité Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos) propuso establecer el 18 de abril de cada año, y que la Unesco aprobó durante su XXII Conferencia General al año siguiente. El objetivo de tal celebración es promover el patrimonio cultural y propiciar la creación de conciencia sobre su diversidad, relevancia y vulnerabilidad, al tiempo evidenciar la necesidad de su conservación y los beneficios que representa.
Ante la información de Amphi-SIRCHAL, red de especialistas dirigida por el colega Leo Orellana desde París, (20Ab2019) sobre el incendio y el colapso de la aguja, opino que la discusión sobre qué hacer y cómo está servida en los siguientes términos.
Hoy no sería válido aplicar el criterio “de como era y donde estaba”, que prevaleció en 1902 para la reconstrucción del campanario colapsado de San Marcos, Venecia. Aquella decisión refleja el parecer popular al inicio del siglo XX, argumento en el que apoyo mi sentir por que la solución de hoy responda a nuestra contemporaneidad, ahora sustentada en los criterios, principios y filosofía de la conservación de bienes culturales prevaleciente.
' Desde luego, semejante propuesta requiere bastante más talento que su simple y llana reconstrucción.
José María Magaña
Así, la techumbre podrá restituirse con materiales livianos e incombustibles, pues es preciso que cumpla su función de proteger el rico espacio arquitectónico creado en el Medio Evo, al tiempo de dejar la huella de nuestro tiempo, sin que eso implique alterar el paisaje urbano, color y texturas del centro histórico parisino. De igual manera es necesario reponer la aguja, conservando sus dimensiones, proporciones e incluso reminiscencia de sus transparencias usando lo mismo que para la cubierta, materiales livianos resistentes e igualmente representativos de la tecnología actual. Desde luego, semejante propuesta requiere bastante más talento que su simple y llana reconstrucción de “como era”, pues está en juego el valor simbólico de la catedral y de la misma ciudad.
París ha hecho gala de ingenio y capacidad para hacerlo. Los ejemplos existen y son notables: Centro Cultural George Pompidou (Arq. Renzo Piano, 1977), Le Forum des Halles (Arq. Georges Pencreac’h y Claude Vasconi, 1979; Ricardo Bofill, Jean Willerval, 1983), y la Pirámide en el Museo de Louvre (Arq. Ieoh Ming Pei, 1989), por mencionar algunos.
No tengo duda que París, una vez más, nos sorprenderá positivamente. Oficialmente ya convocó a un concurso internacional de arquitectos.