ALEPH

La casa de retiro de políticos corruptos

|

En Guatemala no podemos hablar ya de partidos políticos, sino de corporaciones político-financieras carentes de toda ética, que funcionan a la sombra de las leyes de la oferta y la demanda. Los dos mejores ejemplos recientes: las maniobras de un devaluadísimo Parlamento Centroamericano (Parlacén) para proteger a un expresidente señalado por múltiples delitos, y el caso de los tres diputados tránsfugas que pertenecían a la UNE y el mismo día en que tomaron posesión se pasaron a la bancada oficialista.

' Hoy el Parlacén nos sale muy caro y nos da mucha vergüenza.

Carolina Escobar Sarti

La política es una actividad devaluada porque sus oficiantes generalmente tienen más intereses comunes con los pactantes de la corrupción, el crimen organizado y la impunidad que con la población a la cual representan. En este contexto me quiero referir a la que ha sido llamada muy condescendientemente “una casa de retiro demasiado cara e inoperante”: el Parlacén. Habiendo sido Centroamérica pionera en el tema de integración económica continental, hace casi sesenta años, cabría esperar que la integración política nos hubiese permitido avanzar por rutas más democráticas como región. Enfrentando problemas comunes como el crimen organizado, la migración y el narcotráfico, el Parlacén podría haber jugado un papel fundamental en la región, pero es tan ineficaz esa cueva de ladrones que ahora tenemos hasta un “Triángulo Norte” y un “Triángulo Sur” en una región que se podría haber levantado como una sola hace mucho.

El Parlacén, o desaparece o se reimagina. Por ello es preciso hacer un llamado a las autoridades del Sistema de Integración Centroamericana (Sica), ya que el Parlacén es un órgano del Sica que debería ser evaluado y justificado desde allí. Claro, a menos que también el Sistema sea liderado por políticos amables y complacientes con la corrupción y el continuismo. Si hay resistencia a desaparecer al Parlacén porque “a lo mejor un día funciona”, al menos que se modifiquen los procesos de elección; así tendríamos menos posibilidades de que entren corruptos criminales como James Morales, que no solo no aportan, sino que lo desacreditan aún más. Modificando los procesos de elección se podría desarticular esa cueva de ladrones y criminales que buscan inmunidad, y hasta llegaría a convertirse en un foro deliberativo, cuyas resoluciones fueran vinculantes para impulsar y orientar las rutas de la integración regional.

Desde febrero del 2008 los mandatarios de la región centroamericana aprobaron las reformas al Parlacén, buscando, precisamente, que sus resoluciones fueran vinculantes. No mucho se ha logrado desde entonces. Hoy el Parlacén puede pedir cuentas y proponer normas relacionadas con la integración que, a través de cada congreso, puedan convertirse en ley. Y aquí la palabra “puedan” es la clave: este tipo de avances son “casi” vinculantes, porque el Parlacén solo tiene la posibilidad de preguntar a determindas instancias regionales, en un plazo también determinado, si se están cumpliendo las normas o no y por qué.

Ahora que vivimos en la región centroamericana, a la sombra de una agenda hemisférica de seguridad que le sale al paso a una nueva caravana de migrantes desde Honduras, y a una Guatemala que está a las puertas de convertirse en “Tercer País Seguro” gracias al bufón que acaba de entregar la presidencia para instalarse en el Parlacén, nos preguntamos si este organismo no tendría una función fundamental que cumplir. Ante realidades como esta, no siempre alcanza la presión social que se ejerce sobre la clase política local. A esa presión social habría que sumarle un esfuerzo conjunto entre diputados observadores ante el Parlacén y otras instancias relacionadas con la temática.

En fin, hoy el Parlacén nos sale muy caro y nos da mucha vergüenza. Fue lamentable lo que hicieron el 14 de enero para juramentar al señor Jimmy Morales en un hotel capitalino, denotando “astucia” y complicidad con prácticas y actores vinculados con la corrupción. Será porque, como reza una frase anónima, “lo que le pasa al país es que la solución está en manos del problema”.

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.