REGISTRO AKÁSICO

La demagogia hunde el interés nacional

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En 40 años, Guatemala es el único país centroamericano que no ha invertido en aviones ni barcos militares. Tales equipos no se compran en supermercados. Tampoco los países fabricantes revelarán totalmente sus especificaciones antes de asegurar el suministro. Desean vender, pero también asegurar sus secretos técnicos. En algunos casos se necesita la aquiescencia por otro país que suministra componentes especializados.

Los militares han decidido comprar aviones de turbina argentinos conocidos como Pampa, ante la aparición de transporte de drogas con aviones de motores tubopropulsados, que violan el territorio nacional. En el pasado hubiese servido adquirir los Pucará de ese país, o similares como los Súper Tucanos brasileños, Pilatus suizos o los Texan de
EE. UU.

La nueva amenaza de los narcojets no puede enfrentarse con esos medios. Entrometerse en los asuntos técnicos ofende a quienes tratan de hacer lo mejor para mantener la integridad y el honor nacional. Eso no quiere decir que la supervisión debe ser nula o permitir corrupción.

Si se tiene alma de colonizado, se espera que un tercer país equipe al propio ejército. Ciertamente, los regalos son buenos, pero nadie lo hace sin segundas intenciones. EE. UU. facilitó la adquisición de armamento durante la guerra fría. Después de la intentona de invasión a Cuba quedaron aquí los B26 pintados de negro en el bajo fuselaje. Se les observaba en el entonces Aeropuerto Militar La Aurora.

En el enfrentamiento armado interno, los mismos EE. UU. equipó con helicópteros Huey a la represión. Los suizos Pilatus fueron pagados con fondos públicos. La guerra civil provocó la devaluación del quetzal y la desastrosa situación económica. Hablar del pasado levanta pasiones, es mejor dejar atrás esas polémicas para construir una sociedad pacífica, donde esté clara la función del ejército en una sociedad democrática. Para el efecto, los militares necesitan contar con el equipo adecuado.

Solo un perverso mentiroso puede acusar a Cuba de permitir el sobrevuelo de narcotraficantes. Cualquier narcoavión sabe que será derribado por la Fuerza Aérea de Cuba. Hasta los políticos más derechistas tienen que reconocer esa posición digna de la isla. Cuba es un ejemplo de defensa de la soberanía y el honor nacional. No se debe tolerar que el territorio nacional sea utilizado por delincuentes, aunque causen daño a un país agresor.

' Cipayos y extraviados repiten juicios tergiversados sin comprender la gravedad de la situación.

Antonio Mosquera Aguilar

El país es sujeto de inspecciones, informes y censuras en muchas materias. Se le escoge en función de oscuros intereses de donantes, para minar la voluntad nacional de resistir el saqueo financiero o ventajas económicas no equitativas en el comercio internacional. Hacerle el juego a los narcos o al capital monopólico internacional, definición exacta de imperialismo, facilita una excusa para nuevas condenas y agresión al país. Los vendepatrias utilizan operaciones de falsa bandera para levantar juicios engañosos, recompensados con financiamiento oenegero.

Ya basta de demagogia, de hablar de hambre en medio de comilonas en los restaurantes y hoteles del país. No hay que cerrar los ojos ante actuaciones de personajes bajo patrocinio de agencias y programas oficiales de los mismos EE. UU., como AID, Soros y otros. Se debe desconfiar de los apóstoles de la alimentación. Ya cambiaron las condiciones y actores del siglo pasado. Estamos en una nueva y más compleja situación. No se busca comida regalada. Se quiere ganar el pan, con dignidad después de una jornada laboral. No nos engañan farsantes ni provocadores.

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.