A CONTRALUZ

La desnutrición desmorona el futuro del país

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La crítica situación que viven los niños en Guatemala por la desnutrición crónica salta a los titulares de la prensa internacional. Univisión presentó el caso de Lidia Hernández, de Jocotán, Chiquimula, cuyo bebé recién nacido ni siquiera tenía fuerzas para succionar el pecho y murió al llegar a un centro médico. Lidia, que también padece desnutrición, vive en una precaria covacha, sin luz ni agua, y su familia afronta la pérdida de la cosecha debido a la prolongada sequía que afecta la región del corredor seco. Javier López acaba de sepultar a sus hijos de 7 meses y 5 años que murieron de neumonía, un padecimiento asociado a la desnutrición. La familia de Javier, a quien le queda una niña de 3 años, también desnutrida, apenas sobrevive con un ingreso diario de 40 quetzales. Esta es una realidad lacerante que pasa casi invisible, mientras el gobierno de Jimmy Morales y el Congreso hacen piñata los recursos del Estado.

La organización Acción contra el Hambre dice que Guatemala es el país de América Latina con más desnutrición crónica y es una de las más elevadas del mundo. El 49% de los niños padece desnutrición crónica y alcanza el 80% en regiones como Chiquimula. Si bien esta situación se debe a los efectos devastadores del cambio climático, el problema es que los diferentes gobiernos, como el de Jimmy Morales, se llenan la boca con discursos sobre el combate a la desnutrición, pero en la práctica tienen una casi nula inversión para contrarrestarla. Es una vergüenza que Guatemala se ubique entre los países en los que la población más vulnerable afronta hambre y no existan políticas definidas para terminar con este flagelo, que es totalmente prevenible. Según Unicef, uno de cada dos niños guatemaltecos sufre desnutrición crónica y ubica al país en el sexto lugar a nivel mundial. El Ministerio de Salud señala que en la mitad del territorio nacional se registró un incremento en casos de desnutrición, en comparación con el año pasado.

La malnutrición tiene un lado terrible que afecta el desarrollo económico. Unicef señala que Guatemala pierde cada año más de tres mil millones de dólares debido a los efectos de este azote. Indica que la desnutrición aguda es una condena a muerte, pero la desnutrición crónica es una condena perpetua porque implica que esos niños que crecen malnutridos nunca van a tener un futuro adecuado, no tendrán oportunidades de educación, empleo, superación y están limitados a ser mano de obra barata. O sea, la desnutrición está vinculada estrechamente con el mantenimiento del país en niveles de subdesarrollo socioeconómico. Los niños crecerán con bajo coeficiente intelectual y podrían llegar a perder hasta el 40% de sus neuronas potenciales. Esta crisis alimentaria es también una de las causas de la migración hacia el norte.

' Guatemala pierde cada año más de tres mil millones de dólares por los efectos de la desnutrición crónica.

Haroldo Shetemul

Ahora que estamos en una época en la que todos se prodigan deseos de paz y tranquilidad, cuando las mesas están repletas de platillos exquisitos, debemos pensar que hay millones de guatemaltecos que no están en igualdad de condiciones. Para ellos poder comer tortilla con sal una o dos veces al día es un lujo. Esta es una reflexión también para el presidente electo, Alejandro Giammattei, y las futuras bancadas del Congreso, para que no sigan el camino de las actuales autoridades, que le han volteado la cara a la población que los eligió. Hoy vemos cómo el presidente Jimmy Morales y varios diputados se dan la gran vida con viajes innecesarios en los que gastan miles de quetzales, que bien se pudieron canalizar para programas dirigidos a combatir la desnutrición infantil. Basta ya de dilapidar los fondos provenientes de nuestros impuestos en parrandas de fin de año. Ese dinero debe tener un mejor uso, dirigido a resolver una problemática que afecta no solo a las familias que afrontan la desnutrición, sino que oscurece el futuro del país.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.