SI ME PERMITE

La fidelidad solo es producto de la voluntad

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“La fidelidad es una virtud que embellece aun a la misma esclavitud”. Paul Masson

Para nuestra generación y en estos días, hablar de la fidelidad es algo que se valora de una manera muy particular y que en muchas ocasiones se puede aceptar que es algo que está en escasez. Claro está que la fidelidad no la determina el que la posee, sino los que viven en su derredor, y son los que saben si se tiene o no.

' La fidelidad que se tiene por las exigencias de los que lo rodeen no debería llamarse fidelidad.

Samuel Berberián

Lo importante es entender que cuando queremos que las personas sean confiables se les debe enseñar con el ejemplo y desde muy temprano en la vida, para que sea parte de uno, no solo porque se lo están exigiendo, sino porque uno lo valora y por ello lo ha cultivado y lo puede tener como un distintivo en su modo de vivir.

No se puede negar que cuando alguien, siendo fiel, pierde esta cualidad, tiene un impacto que es indescriptible en los sentimientos de los suyos y también en las relaciones que se habían cultivado por tanto tiempo. Se puede definir como algo que se derrumba y hay que recoger los escombros y ver qué se hace de allí en adelante.

Una virtud fundamental que tiene la fidelidad es su acción de carácter continuo, porque en cada paso de la vida que vivimos estamos sembrando como que fuera una semilla en el camino que avanzamos, y esa semilla produce su fruto que habrá de nutrir, no solo en la imagen del que es fiel, sino en los que lo rodean y viven con él, por el impacto que tiene en los demás y también en uno.

Lo más sorprendente que debemos aceptar es que uno, como individuo, escoge el ser fiel o simplemente dejar esa virtud y comenzar una vida de infidelidad que en el tiempo dará sus propias consecuencias, que no solo son innegables, sino también que no se puede encubrir ante los que nos rodean. Por la misma razón, es imposible imponer a los demás el ser fieles o exigirles, porque al escoger su modalidad de vivir y los principios que tendrá en sus relaciones con los demás, el ingrediente de la fidelidad nunca puede quedar fuera.

Lo innegable del concepto de la fidelidad es que sea en las pláticas que puedan tener de uno, saldrá a relucir si se tiene o no. Por lo mismo, una hoja de vida o una carta de presentación, de alguna manera tendrá referencia de esta virtud, sin la necesidad de especificarlo, pero el modo y los detalles que se comenten o se callen estará sacando a luz la dimensión de fidelidad que la persona tiene en su desempeño.

Sin lugar a duda, uno quisiera retroceder en su vida o en sus compromisos que ha tenido y poder enmendar muchas de las cosas que ha hecho y cómo las hizo, pero es imposible. Por ello la vida requiere un cuidado y una serena planificación de lo que hacemos y el porqué lo hacemos, para que, lejos de lamentar las cosas del pasado, podamos vivir con la serenidad de que el pasado no nos está persiguiendo.

Cuanto antes aprendamos a ser personas de un perfil de fidelidad, lo podremos valorar a medida que avanzamos en la vida y nos involucramos con otras personas. Cada uno de nosotros somos como una bola de nieve, que cuanto más esté rodando más grande se pone. Pero si su esencia de fidelidad está presente, todo el resto tendrá el mismo perfil y la misma imagen.

Valoremos a aquellos que han pagado un alto precio para ser personas de fidelidad y propongámonos ser nosotros una de ellas.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.