SI ME PERMITE

La formación disciplinada facilita la cooperación

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“Donde hay buena disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna”. Nicolás Maquiavelo

Los que en sus años formativos tuvieron el privilegio y permitieron ser orientados con los parámetros que la disciplina entiende, usualmente tienen mucha más facilidad de recibir la instrucción necesaria para hacer algún trabajo, por el hecho que saben seguir instrucciones y cuando se les indica algo y no está claro, también son conscientes de que pueden pedir que se les aclare u oriente para hacer lo que se les está requiriendo.

' Nuestro universo se mueve todo el tiempo con una máxima secuencia de orden y disciplina manifiesta.

Samuel Berberián

Es de lo más común, cuando uno está solicitando un trabajo, que una de las preguntas que con prioridad se le plantea es de la experiencia previa que tiene de trabajo, con cuánto tiempo y cuáles fueron las causas por las cuales dejó ese trabajo.

Cuando uno es aprendiz de algo tiene toda la flexibilidad necesaria para que cuando se le está instruyendo pueda asimilar lo que se le indica y luego pueda aplicarlo, pero aquellos que no han tenido una formación en su desarrollo con una disciplina clara y persistente es muy difícil que puedan producir en equipo.

Esto es porque no solo hace falta coordinación, sino que también es importante cumplir con lo que se le indica para poder lograr lo que se está haciendo y evitar pérdidas y tragedias.

Al observar cómo nuestro universo tiene un desplazamiento con precisión y exactitud nos recuerda que nuestra vida de alguna manera debe llevar parámetros similares, porque en lo que debemos hacer no siempre es asunto individual sino que está claramente determinado con lo que el resto de los que nos rodean están haciendo.

Es admirable cuando una persona entiende las instrucciones que se le están dando y fácilmente las integra en el grupo de trabajo, y cuando este algo no lo sabe, se toman el tiempo necesario para indicarle cómo se hace, porque saben que habrá de seguir las instrucciones que se le están dando.

En muchas cosas de mínima importancia algunos que se ofrecen para ayudar pueden de ese modo manifestar cómo trabajan y cuánto pueden cumplir lo que se le está pidiendo y no es importante necesariamente si les gusta o no lo que hacen, sino que saben seguir las instrucciones que se le dieron y cuando son constantes en esta modalidad, fácilmente son tomados en cuenta para otro trabajo de mayor envergadura y responsabilidad.

El ofrecerse no es una cosa espontánea, sino cuando uno sabe la capacidad que tiene y la voluntad que tiene en hacer lo que se le habrá de pedir, y tiene la solvencia moral de expresar la disposición de ayudar.

Salir a buscar trabajo mucho está en la habilidad de ver y entender donde lo necesitan a uno, y eso abre la puerta para que uno se ofrezca en ayudar para hacer el trabajo que hace falta.

Los que han sido formados para cooperar o han aprendido el valor de la cooperación muy fácilmente encuentran puertas abiertas y son tomados en cuenta, y en estos casos ni necesitan estar negociando su pago por el trabajo que están haciendo.

Usualmente cuando se les observa, se ve la formación que traen sobre el trabajo que deben hacer y no necesitan mayor supervisión, reciben mucha mejor paga de lo que en un principio esperaban.

Lo formativo es inversión a largo plazo y quien se toma el tiempo en capacitarnos ha hecho una inversión valiosísima para toda la vida, y sobre ello podremos mejorar y ampliar.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.