SI ME PERMITE
La honorabilidad nunca se ha sujetado a leyes
“Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad”. Séneca
La esencia de la honorabilidad es parte formativa que uno debe recibir en los primeros años de la vida. Además, uno debe cuidarla cuando se tiene, para que los que habrán de ser criados bajo nuestra tutela puedan beneficiarse de ella y entendiendo que debe conservarse para el resto de su vida.
' En la vida por lógica nos valoran más por las normas que por la capacidad que tenemos.
Samuel Berberián
Uno protege con determinación y constancia algo cuando lo valora. Por ello, en los años formativos se debe enseñar lo que significa y cómo se percibe lo honesto para nosotros los mortales, ya que por la fragilidad de esta es muy fácil perderla o dañarla. Esta cualidad es un medio por el cual somos evaluados, pero luego puede ser el ingrediente necesario para poder alcanzar logros que son dignos de aquellos seres honorables y que con los que se convive lo reconozcan, que no sea necesario que uno lo esté afirmando.
Las personas que hemos conocido a lo largo de los años por su conducta honorable es sorprendente que nunca están preguntando si es permitido o no hacer algo. Ellos son los que lo definen y por encima de lo que otros opinen o les inviten a hacer con toda determinación se disculpan y no participan, por atractiva que sea la invitación.
Cuán admirable es observar que la conducta honorable en los seres humanos toma en cuenta detalles muy mínimos o insignificantes para muchos. Por ello también no se toman el tiempo para tener que explicar o justificar lo que hacen, simplemente proceden, porque les hace sentir bien con lo que ellos son y no tanto evaluando la popularidad que alcanzan o bien pierden.
Es muy interesante cómo la disciplina que cada uno de nosotros ha integrado en la vida que vivimos es de los primeros ingredientes que hacen falta para que el perfil y el proceder honorable sean manifiestos. Y este ingrediente no se impone por elementos que son externos; al contrario, es una fuerza interna que los domina en cada paso de la vida o en cada decisión que se toma en los cambios que se está viviendo.
La primera introspección que se debe aplicar es el asunto de la gratificación. Por ello los honorables, si buscaran gratificación y reconocimiento, se podría fácilmente decir que no son más que unos esclavos de patrones y normas que están obligados a cumplir. Y la verdad no es así, porque no se actúa en forma de acomodamiento para que se tenga cierto modo de conducta y comportamiento. Es exactamente lo contrario, es muy claro que se actúa con naturalidad y se toman posturas que se acomodan por simple reflejo sobre muchas normas y principios que, en un momento de la vida, fueron aceptados, asimilados y hoy en día es parte de su manera de ser. Por ello ninguna emergencia e imprevisto que se vive altera los patrones de la vida para estar atropellando la vida honorable que se ha propuesto vivir.
Admitamos que cada individuo de nuestra sociedad se ha propuesto vivir su vida pública o privada en normas y parámetros los cuales van reflejando cuán honorables son. La gran incógnita es ¿dónde me encuentran los que me rodean? ¿qué perfil o imagen proyectan mis acciones? Los que aprenden de mis actos ¿serán seres honorables por lo que han visto en mis actos de la vida diaria? Es digno tomar un tiempo y autoevaluarnos antes de que el tiempo nos manifieste que ya se conoce lo que en verdad somos.