SI ME PERMITE
La instrucción se valida cuando se le entiende
“La instrucción es la base de la prosperidad de un pueblo”. Benito Juárez
Cuando los seres humanos tenemos el interés de comunicar alguna idea al prójimo es muy frecuente que al final de la explicación o instrucción se le agregue una pregunta que está orientada al hecho de que sí se entendió. Porque si no se entendió, de nada vale toda la explicación que se está recibiendo.
' La instrucción bien lograda es la que se transmite con el ritmo que es adquirido y comprendido.
Samuel Berberián
Si alguno de nosotros tiene planes de ir a algún lugar y tiene la dirección, normalmente con ella también recibe alguna indicación de cómo llegar, con los detalles conocidos para que el que la recibe pueda ubicarse. De lo contrario, poco sirven los detalles que damos en las indicaciones. Por ejemplo, si se me indica que al llegar al edificio Esperanza debo doblar a la izquierda, eso implica que conozco y recuerdo dónde está ese edificio. Por ello, de lo conocido podemos dar instrucciones para llegar a lo desconocido.
Muchas veces pensamos que porque se le dijo algo a alguien es suficiente para que la persona pueda proceder. Esto es verdad si es que fue entendido, y si la persona tiene la libertad de preguntar cuando no entiende algo. Pero es muy interesante que muchos de nosotros en el rostro describimos la falta de entendimiento y el interlocutor al percibirlo simplemente se toma el tiempo de explicarlo de otro modo hasta que percibe que nuestro rostro le dice que se ha entendido.
Este arte de instruir tiene una serie de ingredientes que los que se dedican a instruir son más que hábiles para saberlos interpretar, y esto es evidente en las personas que, por su trabajo, están en un puesto fundamental para dar información, y por ello llegan a ser claves en el progreso del negocio y del programa al que están asignados.
Esta más que claro que no han llegado a esa capacidad de un día para otro, sino que con el tiempo han podido desarrollar esta destreza al punto que los hace insustituibles en el puesto que están desempeñando.
Todo ser humano, desde que nace en esta vida hasta llegar a desarrollar una vida útil, recorre un encadenamiento de etapas. Estos eslabones están unidos y por ello se les permite la habilidad de hacer el trabajo, y los que los conocen les piden que hagan el favor de explicar y orientar a los que piden una información.
En el momento en que valoramos y estructuramos nuestro pasado para estructurar nuestra vida productiva podemos ser útiles y funcionales para tareas muy específicas. Posiblemente se puede enmarcar esto en la experiencia, pero muchos sí tienen la experiencia, pero no han sabido apropiarla para poder ser un instrumento en la vida diaria. Un ejemplo muy común y frecuente está en aquellas cosas que nos han costado entender o aprender, que puede ser un punto de empatía con el que tiene cierta dificultad en entender y uno valiéndose de lo que vivió llega a ser un aliado y no un crítico.
Es sorprendente cómo de manera clara para los que son entrenados como instructores esto llega a ser parte de su vida. Ese entrenador, aunque físicamente no esté con él, está como que escuchara la dirección necesaria en ese momento.
Cada uno de nosotros debemos ser lo suficientemente pacientes para instruir a aquellos que están con nosotros, para que podamos multiplicar nuestra capacidad y experiencia en la generación que nos habrá de seguir.