SI ME PERMITE

La lengua materna es más que solo un idioma

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“La lengua encierra toda la tradición de un pueblo, incluso las contradicciones de esa tradición y toda su mitología”. Miguel de Unamuno

Cuando uno nace en una familia y en un marco cultural recibe no solo una identidad para toda la vida, sino recursos como la comunicación, que habrá de ser el elemento que determinará lo eficiente que habrá de ser uno en cada cosa que se involucre y pueda emprender. Habrá de aportar el idioma y la manera, que tendrá momentos gratificantes por poder expresar exactamente lo que piensa y cómo lo entiende.

' Los conceptos se pueden traducir a otro idioma, pero la esencia de una lengua debe ser entendida.

Samuel Berberián

Cada uno de nosotros ha sido entrenado para que pueda elaborar ideas que luego podrá compartir con los que están en su derredor. Cuando ellos son de su propio medio y de su propia gente con muy pocas palabras podrá decir muchísimo, pero cuando sale de su medio y tiene que cruzar la barrera del idioma tendrá que apelar a una estructura lógica y al discurso para poder transmitir las ideas básicas en las que ha estado pensando.

Por lo mismo podemos decir que cuando nos comunicamos en nuestra lengua materna estamos interpretando las ideas con la máxima claridad, pero que no necesariamente las estamos traduciendo para que se nos entienda. Cuando traducimos estamos buscando los equivalentes para que se nos entienda. Cuando hablamos entre personas de la misma cultura y la misma lengua, con muy pocas palabras podemos describir muchísimo porque la percepción es íntegra entre emisor y receptor.

Cuando entendemos el valor de lo que la lengua materna implica entendemos la dimensión de la herencia que dejamos a los nuestros cuando les enseñamos la lengua materna y les pedimos que la conserven como propia, para que de esa manera puedan dejar como legado de una generación a otra. Es verdad que cuando en el medio que nos toca vivir la lengua que se habla no es la nuestra es mucho más difícil transmitir esta herencia, pero cualquier esfuerzo que hagamos para que los nuestros la conserven es válido y será valorado aun cuando nosotros ya no estemos con ellos.

En la mayoría de los casos la madre tiene el deber primario en enseñar la lengua materna en la crianza y luego cuidar para que se conserve en la familia. Un caso es cuando los niños están viviendo en un medio donde más de una lengua se usa para comunicarse. Debemos observar a la hora del juego, cuando los niños están solos, en qué idioma lo están haciendo, y pedirles que usen el idioma de la casa o, por equivalencia, el idioma materno.

El ejemplo más palpable en estos días es la cantidad de personas que por fuerza mayor o por necesidad tienen que emigrar y se encuentran en lugares donde el idioma que se usa no es el materno. En la calle y en los lugares públicos, por respeto, habremos de usar el idioma del lugar, pero cuando estemos en nuestras casas y vivamos nuestra privacidad lo normal y lo correcto es usar nuestro idioma, no solo porque nos identifica, sino también para poder conservarlo.

En la modernidad, cuando las barreras de la distancia parecieran que no son tan marcadas y la gente se está movilizando cada vez más, no solo nos tiene que marcar quiénes somos por lo que comemos o vestimos, sino también por la lengua en la que nos comunicamos entre nuestra propia gente. Este simple ejercicio nos dará el perfil de gente multicultural y también multilingüe.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.