URBANISMO Y SOCIEDAD

La migración, una fuente de desarrollo económico

|

La cantidad de migrantes y refugiados que reciben una orden de deportación de países comunitarios se ha mantenido en alrededor de los 500.000 anuales. De enero a la fecha han retornado desde Estados Unidos 2,585 guatemaltecos, desde México, vía aérea, tiene el registro de 2,198, y vía terrestre, 22,270. En total han retornado a Guatemala 27,053 personas.
El propósito de este artículo es analizar el movimiento migratorio de refugiados desde una perspectiva de historia social y con una metodología cualitativa el trabajo, con sentimientos y reflexiones en torno a los familiares que permanecieron en Europa y las dramáticas consecuencias de las migraciones forzosas.

Pero, ¿qué es la migración? Cuando se menciona se trata como si fuera algo intocable. Cada día son detenidos en las fronteras de México y Estados Unidos 300 niñas, niños y adolescentes guatemaltecos, según Unicef.

Entre 2018 y 2019, Guatemala recibió a poco más de cien mil migrantes deportados vía aérea desde Estados Unidos. En estudios sobre desarrollo urbano, se reflexiona sobre esas experiencias migratorias que nos permiten enriquecer nuestra comprensión de las sociedades tardo coloniales, que significa el final de los vínculos que unían a Europa con Iberoamérica, que fueron centrales en el proceso de redefinición de las relaciones coloniales llevado a cabo en el transcurso del siglo XVIII.
La tendencia migratoria que se produce dentro de Guatemala se remonta a los años 40 y corresponde a la migración campo-ciudad, cuando entre los años 1950 y 1964 se desarrolló el mayor flujo migratorio interno impulsado por la diversificación agrícola, la industrialización y la modernización productiva, población que se instaló en los barrancos de la ciudad de Guatemala.

La migración irregular es producto de la miseria, violencia, falta de oportunidades generadas por un sistema narcocorrupto e inmoral. Estos movimientos transnacionales cambiaron el entorno más íntimo de la familia del emigrante.

' ¿Qué pueden hacer los gobiernos y el sector privado para cosechar los beneficios de la migración?

Alfonso Yurrita Cuesta

El propósito de este ensayo es destacar los cambios sociales que sufre el núcleo familiar —mujeres y niños— precisamente desde la perspectiva de quienes se quedan. Puede proyectar como una desintegración o restructuración de la familia, por la seguridad, pérdida de los roles masculinos y posibles y nuevos roles participativos en el caso de la mujer.

El país que se toma como modelo es Guatemala, debido a su historia migratoria y su ubicación clave en los procesos migratorios en Centroamérica. Durante el siglo XVIII, las migraciones desde Europa hacia las colonias iberoamericanas crecieron notablemente en menor medida que otros europeos que se aventuraron al Nuevo Mundo en busca de enriquecimiento, ascenso social o una mejor vida en tierras americanas. Especialmente los portugueses y españoles fueron centrales en el proceso de redefinición de las relaciones coloniales llevados a cabo en el transcurso del siglo XVIII y también fueron protagonistas desgraciados por su crisis y disolución en el siglo siguiente.

La migración, como tal, no es suficiente para despertar el potencial de los migrantes, los dos países deben crear las condiciones para mejorar sus capacidades. Este no es un desafío simple. No hay nada más poderoso para la integración de migrantes y refugiados que un empleo. El acceso al mercado laboral no solo es bueno para los migrantes y sus familias, sino también para las comunidades que los acogen. Las regiones que reciben más inmigrantes ven un aumento en su productividad económica porque, en promedio, tienden a complementar a los trabajadores nativos y fomentan la inversión empresarial.

ESCRITO POR:

Alfonso Yurrita Cuesta

Arquitecto con estudios de urbanismo en Land Reform Training Institute, Taiwán / Lincoln Institute of Land Policy, Inc., EE. UU. Director de la Unidad Planificación Urbana Municipalidad de Guatemala. Desarrolló el Plan Regulador de Antigua Guatemala.