SI ME PERMITE

La música es tan formativa que nos identifica

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“La música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo”. Platón

En esta vida que vivimos, desde un primer momento hasta el último suspiro, estamos acompañados por sonidos que en su diversidad y variedad están generando de un modo u otro, melodías que están de alguna manera en nuestro gusto o bien del que nos molesta. Pero esta realidad, cuando se entiende que es formativa y aprendida, es valioso entender qué música están escuchando nuestros infantes y cómo les afectará en la vida a ellos.

' La música que habrá de acompañar el resto de la vida será asimilada con orientación y prudencia.

Samuel Berberián

Todo el universo, lo podamos percibir o no, genera música que cuando puede lograr que armonice se le llama melodía y una vez aprendida nos llega a identificar. Aquellos que pudimos estar en un cine donde no había sonido, a diferencia de lo que actualmente se disfruta, cuando la música acompañaba la escena podíamos cerrar los ojos y por la melodía que escuchábamos casi imaginarnos la escena que se estaba proyectando.

El medio en el que vivimos, por su contexto cultural y social, nos permite expresarnos con música por el hecho de que nos la apropiamos y, ya sea solos o acompañados, nos podemos dar cuenta de que la estamos tarareando, porque llega a ser nuestra, no importa si recordamos el autor de ella o quien la hizo popular.

Como desde el inicio de la vida estamos expuestos a la música, esta llega a ser una buena compañía que nos motiva en las tareas cotidianas. Es muy común, esté uno estudiando o trabajando, el absoluto silencio no le ayuda a ser productivo, pero tan pronto puede tener la música de su agrado, todo cambia, y en el rostro se puede reflejar, y en la capacidad de hacer las cosas con mucha más agilidad y mejor ánimo.

Es sorprendente que en la música están todas las expresiones de la vida, incluyendo los silencios, que cuando son respetados en la modalidad correcta le dan brillo y precisión. La música es tan importante que desde temprano en la vida los niños son guiados y educados en ella, dándole pertenencia, porque entre una melodía y otra se entreteje la historia de un pueblo. Por ello, cuando escuchamos una melodía, rápidamente no solo identificamos el género de ella, sino a qué pueblo representa y qué historia entreteje.

La música trae usualmente el encadenamiento de recuerdos porque una melodía nos recuerda a otra y una memoria nos enlaza con otra, y nunca tiene elementos aislados. Por lo mismo, en un momento dado, una melodía se emplaza a escuchar y en el rostro de los presentes se ve con facilidad una sonrisa o bien un brillo en los ojos y. por qué no, alguna lágrima que habrá de rodar en un rostro por lo que la melodía puede significar. Mucho más cierto es que hay veces que una melodía puede traer algún sentimiento en uno de los que están escuchando, pero este no tiene modo de describir el sentimiento y la memoria simplemente la vive.

Debemos educar nuestro oído a la música que nos ayudará, pero también saber con cuidado respetar el gusto que otros tienen y que por alguna razón a nosotros posiblemente no nos sea del mayor agrado. Esto es como la comida, nos servimos de la misma comida y alguno puede sentir que está pasado de sal, pero también puede haber alguien que le agregue más. En la música, igual, la música puede que nos agrupe a diferentes personas por la afinidad al gusto musical, pero en la diversidad también puede educarnos en conocer más de la música.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.