REGISTRO AKÁSICO
La portada del The Economist da miedo
La nueva portada de The Economist, apunta a sus dueños iniciales representantes de la nobleza negra: los Rotschild y los Agnelli. Los analistas del simbolismo tiemblan, ya no ante pronósticos, sino acciones al descubierto, de parte del capital financiero mundial. En los dibujos, aparece una bomba atómica, lo que no es poca cosa.
' Se atenúa el sentido arcano para expresar mejor la profecía basada en tendencias observables.
Antonio Mosquera Aguilar
El 2021, posee un entorno negro. No necesita explicación. Marco para una máquina traganíqueles con la parte frontal adornada o protegida con una lámina de melanina, donde se descubre la porción superior del sol naciente, o sea la bandera de guerra japonesa. ¿Resurgirán los mitos imperiales de Japón para dominar a los pueblos inferiores? O es el resplandor de una secta secreta desvelándose.
La manivela termina en un globo terráqueo, para activación de la tómbola mecánica de las cintas con ilustraciones. Existe un deslumbre en Newfoundland y Labrador: caída meteorito, accidente nuclear o tierra radioactiva. El futuro mundial está necesitado de la ranura de las monedas donde se pide la inversión para estimular a la economía después del pasmo de la pandemia. El vidrio que protege las cintas, muestra una sombra sobre su mitad. No hay certeza sino probabilidad.
Un botón invita con el letrero: apuesta. Mientras el otro indica: cashout, es el anuncio de la desaparición del papel moneda por las transacciones electrónicas: banca electrónica, tarjetas de crédito y monedas virtuales. Tiene unos botones poco usuales en esos ingenios, para parar las cintas de imágenes. La mano oculta de la economía, puede frenar a las áreas dinámicas.
De izquierda a derecha, la primera columna se refiere al coronavirus 2019: su conocida representación, la vacuna verdosa, la mascarilla y un interrogante sobre futuras evoluciones. Fácil interpretación. La segunda cinta está detenida, tiene una bomba atómica, Biden, la bandera de EUA rasgada a la mitad y TikTok. El debate atómico crece en Irán, Corea del Norte, y hasta podría existir una detonación por un conflicto regional. Con estos vaticinios, la declaración de América Latina, libre de armas atómicas, es una fortuna.
La disolución de la URSS en el siglo pasado, era impensable, dada la fortaleza del Ejército Rojo. No obstante, la traición medra en la ambición. No se aspira ser amo del mundo, sino una potencia mediana. California o Texas como cabezas de león, acompañadas de Nuevo México y Arizona u otro estado, donde se prefiere ser la cola del felino antes que cabeza de ratón. Pero también puede ser el rompimiento de la democracia, un primer golpe de Estado, con militares expuestos y empresarios acompañantes. ¿Petroleros?
El nivel cultural se deslizará a lo más bajo. TikTok es la obsesión de figurar. Incremento de videos, carentes de buen gusto. La puesta en escena de mujeres pasadas de peso pero con grandes curvas. Tal como aparece en los videos de Facebook. Primero Hollywood, luego Bolywood para terminar en episodios sobre el esposo infiel en Puerto San José y la lección dada por la esposa, tras los pilotes torcidos del antiguo muelle, al yacer con un musculoso heladero.
La tercera línea: futuro incierto del dólar, de la energía eólica y un anuncio de dificultades en China. ¿La aparente fortaleza de Xi Jinpin está amenazada? La última línea es todavía más obvia: recuperación económica con bajones, incendios forestales en el mundo, reuniones virtuales mientras se termina la cadena de contagio del covid-19. Un portal con luces rojas y amarillas, muestran al semáforo sin verde: ¡abandonad toda esperanza! como el umbral del infierno.