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Lago de Atitlán, el ícono que está en peligro

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El agua se nos va de las manos y con ella el Lago de Atitlán. La Joya Azul, el lago más bello del mundo. El orgullo de los chapines ya estaba en crisis hace 24 años, cuando se creó la Autoridad del Lago y “se declaró de interés y urgencia nacional la conservación, preservación y resguardo del Lago de Atitlán y su entorno natural”.

En el 2009 se da el primer florecimiento de la cianobacteria que galvaniza la población. Se forma un equipo estelar de científicos que comienza a explicar las causas del deterioro del Lago. Tres años más tarde, Amsclae tiene un reglamento, funcionarios de servicio civil contratados por convocatoria pública, químicos, hidrólogos, expertos en sensores remotos y profesionales que, aprovechando el conocimiento científico rigurosa técnica y científicamente recopilado, plantean la urgencia de un “plan de manejo integral del agua en la cuenca.”

Desafortunadamente el desgobierno de la administración pasada con una gestión mediocre de Amsclae, regida por el nepotismo y no por la dirección técnica y científica para responder al creciente deterioro de calidad del agua y la inminente amenaza a la salud pública de las poblaciones ribereñas, desarticuló al equipo profesional que trabajaba en la Amsclae y contrató asesores no calificados allegados al extinto FCN. El resultado fue una ejecución presupuestaria deficiente, y una nula capacidad de gestión de recursos de contraparte.

La Amsclae depende directamente del ahora vicepresidente electo, ingeniero Guillermo Castillo, pero hasta el momento no se ha nombrado un nuevo director ejecutivo que reencamine su gestión. Con esto en mente, la sociedad civil, la academia y los gremios productivos presentaron al señor vicepresidente una terna de profesionales de alto nivel que viven y son originarios del departamento de Sololá, para que escogiese un director idóneo, conocedor de Atitlán y su cuenca, comprometido con el futuro de su tierra y su lago y que lidere el rescate de nuestro ícono azul. Si hace 24 años era de urgencia nacional declarar la preservación del Lago de Atitlán, hoy, pasado casi un cuarto de siglo de abandono, el panorama raya en el “ecocidio…”

La cuenca de Atitlán tiene más de 300 mil habitantes y es una de las áreas rurales más pobladas de Guatemala. Sus pobladores descargan más de 500 litros por segundo de aguas residuales al Lago. El equivalente de más de 13 piscinas olímpicas por día. Esta agua está altamente contaminada con patógenos que tienen una considerable cantidad de fósforo y nitrógeno, además del carbono orgánico que multiplica el crecimiento de las bacterias en el agua. Todo esto sin incluir los tóxicos que entran al Lago con la aplicación indiscriminada de agroquímicos en los campos de cultivo.

Los municipios de San Pedro La Laguna, Santiago Atitlán, y San Lucas Tolimán, con al menos 130 mil habitantes, dependen del agua del Lago para el uso doméstico, pues la calidad del agua subterránea del sur de la cuenca no es apta para consumo humano. Además, muchos cultivos dependen del agua del Lago.

' Sr. vicepresidente: En sus manos está la vida de nuestro querido Ati.

Alfred Kaltschmitt

Rescatar el Lago de Atitlán y revertir su degradación acelerada requiere compromiso y responsabilidad de las autoridades y todos los pobladores. Es fundamental una gestión profesional apoyada en la experiencia y conocimiento de la cuenca. Seguir usando Amsclae para dar chance a los allegados políticos es corrupción y desgobierno en cualquier idioma.

Es imperativo cumplir con la obligación “legal” y el reto concreto de manejar una Amsclae que cumpla con sus objetivos, máxime cuando ya existen propuestas de alto nivel con apoyo ciudadano, académico, gremial y ambientalista.

Sr. vicepresidente, usted es el encargado de Amsclae. Diga ¡Ya basta de mediocridad!

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.