A CONTRALUZ

Las principales preocupaciones de los guatemaltecos

La encuesta publicada por Prensa Libre deja ver que los principales problemas de los guatemaltecos son el alto costo de la vida, la inseguridad, la corrupción y el desempleo, sin que se pueda esperar que quien gane la contienda electoral pueda resolverlos a mediano plazo. El 35.4 por ciento de los encuestados señaló que el alto costo de la vida es lo que más le afecta, algo que se ha agudizado en los últimos meses con el incremento de precios de los productos básicos. El señalamiento de que el dinero no alcanza es algo común en los diferentes estratos sociales que han sido golpeados por la espiral inflacionaria. El impacto de la carestía se acentúa en el área rural y entre los sectores populares del área metropolitana. Las malas condiciones socioeconómicas, como la falta de empleo, también mencionada en la encuesta, es la principal razón de que miles de conciudadanos arriesguen su vida para irse a trabajar a Estados Unidos.

' Ninguno de los candidatos ha criticado la galopante corrupción del actual gobierno.

Haroldo Shetemul

La segunda preocupación de los guatemaltecos es el alto nivel de criminalidad. El 23.3 por ciento de entrevistados señaló la inseguridad, los asaltos, la delincuencia y las extorsiones. La falta de una política de seguridad, que se ha acentuado en los últimos tres gobiernos, ha dado como resultado que la población esté a merced de la criminalidad todos los días, a toda hora. La inseguridad no solo significa que no se pueda caminar en la calle sin preocupación, sino que este flagelo también impacta en el bolsillo de la población de escasos recursos, que es la más expuesta. Los atracos en los buses urbanos y extraurbanos, así como los asaltos en la vía pública, se han normalizado y se convierten en otra forma de reducción de los salarios. A ello se agrega que las extorsiones no permiten que se puedan desarrollar las empresas pequeñas porque son las principales víctimas de este azote.

La mención de la corrupción y el enriquecimiento ilícito por parte del 16.8 por ciento de los entrevistados es un recordatorio del avorazamiento de la clase política del país. La corrupción no es solo el acto de embolsarse los recursos del Estado, sino que agudiza la falta de escuelas, centros de salud, carreteras y el combate de la desnutrición, entre otros. ¿De los actuales candidatos, quién ha hecho propuestas serias para cambiar esta lacerante realidad? ¿Se han dado cuenta, estimados lectores, que ninguno de los aspirantes presidenciales ha dicho una sola palabra contra la galopante corrupción de Alejandro Giammattei y sus aliados? Cuando se analiza que los primeros cinco presidenciables que encabezan la encuesta (Carlos Pineda, Sandra Torres, Edmond Mulet, Zury Ríos y Manuel Conde) tienen vasos comunicantes con los responsables de la corrupción que carcome al país, se entiende la razón de su silencio.

A siete semanas de las elecciones generales, Pineda ha sorprendido por encontrarse en el primer lugar, pero aún pueden darse cambios en las preferencias electorales. Una encuesta es la fotografía de un momento, por lo que habría que esperar el segundo sondeo para saber si se mantiene la tendencia. Aunque el candidato de Prosperidad Ciudadana no es ningún outsider de la política, su alto nivel de popularidad podría deberse al hartazgo que tiene la población por las figuras aliadas de Giammattei, como es el caso de Sandra Torres y Zury Ríos. Sin embargo, es importante saber que quien ahora encabeza las encuestas es alguien con posibles vínculos con narcos, es alguien que rechaza que el 49 por ciento de los niños menores de 5 años padecen desnutrición, se muestra abiertamente a favor de lo que él llama “dictador bueno” en alusión del salvadoreño Nayib Bukele y ha dicho que si llegara a gobernar y “el pueblo se lo pide” podría buscar la reelección en Guatemala. ¿Es esa falta de conciencia social y de valores democráticos lo que merece nuestro país? Los electores tienen la palabra.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.