SI ME PERMITE

Llenar necesidades, pero no violar principios

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“Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres”. Emiliano Zapata

Cuando nos establecemos en algún lugar y lo consideramos como nuestra residencia debemos aceptar que los que viven en nuestro derredor son nuestros vecinos y se consideran nuestros prójimos. Por lo tanto iniciamos a desarrollar relaciones, con unos más estrechas que con otros, conforme la personalidad de cada uno de ellos lo permite.

' Lograr percibir la necesidad del prójimo es el primer paso para pensar qué nos toca hacer.

Samuel Berberián

Lo usual de estas relaciones es que, cuando uno tiene una necesidad, lo primero que hace es pensar en los vecinos, quién de ellos puede ayudar, y después de sopesar algunos detalles, como la hora, la edad de los vecinos y otros perfiles, nos acercamos para ser ayudados, y esto no solo es de una vía, sino de doble vía, porque en un momento dado la cosa puede ser a la inversa y se nos pida a nosotros ayudar, lo cual es normal y comprensible.

En este tipo de relaciones uno debe tener presentes los principios que se tienen para la vida, y de igual forma los vecinos también tendrán sus principios. Es decir, lo fundamental de los principios que se tienen no son para publicarse o exhibirlos, sino que en cada acción en la que nos involucremos estos deben ser tomados en cuenta, porque si en dado caso descuidamos nuestros principios, tendremos conflicto con nosotros mismos y además dejaremos un precedente en el que se nos pida algo que habrá de repetir el patrón.

Cuando asistimos a las necesidades del prójimo puede haber interrupciones; por ejemplo, eso no debe, en ningún momento, ser molestia, siempre y cuando lo que se está interrumpiendo no es algo que está relacionado con nuestros principios, como un tiempo especial con la familia o si se está en alguna práctica que tiene que ver con nuestra fe o confesión.

Es fundamental la comprensión cuando se nos pide ayudar en alguna necesidad que no siempre se pueda posponer. Si se me está pidiendo llevar a alguien al hospital por una emergencia, no es lo mismo que si tiene que ir a una rutina de visita al médico y pide que se le acompañe. Las emergencias son de vida o muerte, pero en los casos donde son asuntos de rutina se puede negociar para hacer el favor.

El cuidado primordial que se debe tener es no juzgar las necesidades que el prójimo tiene, se puede tratar de interpretarlo y así entender la situación que está viviendo, pero nunca ser jueces, porque nuestras prioridades no siempre pueden coincidir en las prioridades que el prójimo tiene y cómo estructura su vida y el modo como la vive. Es muy interesante que la persona que es egoísta difícilmente percibe las necesidades de otros, pero sabe demandar para que se le comprendan sus necesidades y que los que le habrán de ayudar lo hagan de un modo inmediato y en la manera como esta lo quiere. Este comportamiento no es justo y mucho menos correcto. La cordialidad y el respeto siempre debe estar presentes, por más urgente que sea la necesidad que se tenga.

Otro detalle que debe ser tomado en cuenta cuando se está ayudando a alguien en un momento de necesidad es que en el proceso de la ayuda la persona ayudada no esté siendo humillada, sea por el modo en que se le ayuda o por comentarios que se estén haciendo.

Saber asistir al prójimo con normas de respeto y cordialidad es fundamental, porque eso queda grabado en la memoria del que tuvo la necesidad de ser asistido.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.